No creas que es fácil explicar en poco espacio lo que representa la
vivencia de una movida como es el Encuentro Solar, esa reunión de
amantes y curiosos de la economía y el futuro solar.
He tenido
el privilegio de ser uno de los voluntarios solares que desde la
organización han hecho posible que hoy más de 500 personas se marchen a
casa con la cabeza llena de inputs soleados, y quizás con su
corazoncito más cerca si cabe de un mundo donde la lógica energética
limpia y solidaria marque estilo y rumbo.
Puedo entender ahora
mejor la pasión que siente el que va los toros a ver correr la sangre y
jugar con la incertidumbre de los pasos que da el matador, es pasión
por el espectáculo, aunque este sea nefasto. Puedo entender al hincha
pasional que no duerme si su equipo motivo de devoción pseudo
religiosa ha tenido problemas con la clasificación, es pasión ancestral
por la admiración hacia los guerreros habilidosos, hoy deportistas
mercantiles. O a aquel que colecciona bellas flores, o monedas
antiguas, o sueños. Todas estas colecciones son pasiones por poseer lo
que no es del todo fácil conseguir. Pues al apasionado por las energías
renovables le pueden envolver sensaciones muy parecidas, puede soñar
con que algún día su casa, o su barrio, o su ciudad o su mundo se
muevan limpiamente. Sin embargo, a parte de la pasión y el compromiso,
se precisa de apoyos, los que se dan colectivamente en las pasiones
compartidas. El Encuentro Solar es uno de esos pequeños espacios en los
que aunque sólo sea durante un fin de semana al año se concentra la
mayor cantidad de energía e ilusión humana bajo la consigna de
¡¡energías renovables ya¡¡. Y como en cualquier otro espectáculo,
aunque en este el protagonista sea el sol, cuando te acercas quedas
seducido sin remedio.
Me toca hoy repasar 18 horas de máxima
intensidad solar, no solo de radiación directa, sino de vivencias y
emociones por las que un nutrido colectivo de humanos han dedicado
muchas jornadas y pensamientos. Los mueve un sentimiento, el de
visualizar una sociedad donde sus miembros sientan a las energías
renovables como suyas. El Encuentro Solar es un espacio privilegiado de
culturización energética positiva.
De lo narrativo enlazo a las excelentes conclusiones que ha realizado el equipo coordinador y que son la crónica detallada de lo acontecido.
Yo
puedo comenzar con la sensación ciertamente tensa que genera en un
evento como el que nos ocupa, el parte meteorológico. ¿Hará sol o no?. Cierto
es que durante nueve años, el Sol en Benicarló, se sabe que siempre ha
acompañado. Este año, también. Un sol de justicia ha brillado, y menos
mal del Tributo Solar decidado al sombrero de paja, que hemos recibido
todos los inscritos a las jornadas técnicas. Ha ido bordao. Por
momentos algunos tramos de acera parecían mosaicos de sombreros
caminantes entre los dos espacios de acción solar, el de la muestra y
el de las jornadas técnicas. No es fácil atender a mas de 250
inscritos a las jornadas técnicas, unos 40 invitados entre ponentes y
premiados, casi 30 participantes en las exhibiciones de ingenios y
cocinas solares y 20 organizaciones y empresas de la muestra, además de
la gran comida solar para más de 400 personas. Lo bueno es que la
organización que la soporta aún no siendo un equipo profesionalizado
dispone de la más alta calificación e ilusión para gran reto. Y lo
hacen posible el equipo de voluntarios solares volcados en la
actividad, que con su colectiva ilusión, trabajan por un futuro
positivo para todo lo que es y será vivo, y para ello solo la energía
renovable es capaz de generarlo.
La tensión, la respuesta
rápida, la improvisación, cuando se realiza para el bien común, se
convierten en dosis estimulantes. El Encuentro Solar es para mí una de
las más bellas, entrañables y emocionantes experiencias colectivas
que he podido vivir, es algo así como un pequeño mundo deseado. Quizás
por eso y este año ha sido el noveno, la dosis de felicidad al partir
de Benicarlo es ciertamente elevada para muchas de las personas que lo
visitan y experimentan. No soy el único como lo atestiguan algunos de
los participantes y que como Hector lo comparten en imágenes en su web.
Recuerdo con emoción el minirallie que requiere una gran cooperación
entre los pilotos de coches solares. Para todos los chavales ha
sido la primera vez que han conducido un vehículo impulsado
directamente por la energía del sol y sus habilidades con la reflexión.
Ricard, el director de la carrera, comentó que aparte de la energía del
sol, lo que movía los minicoches fue también el poderoso combustible de
la emoción humana.
Premiar a las personas y colectivos que hacen
las cosas bien, ya sabemos que se hace con casi todo: en el cine, en el
deporte, en la creación... Los premios Sol y Paz llevan en su nombre
dos palabras inseparables salvo por la y griega. Si a cada familia que
hace un gesto ambiental, por ejemplo, al colocarse un colector solar
térmico, los vecinos y el alcalde le hicieran llegar su felicitación,
el reconocimiento a las cosas importantes estaría servido. Quizás nos
falte el felicitar más y siempre a las buenas prácticas y dejar de lado
lo negativo de las criticas, tan habitual en nuestra conducta social.
Los Sol y Paz felicitan alegre y descaradamente el buen hacer por las
energías limpias, renovables y pacificas. El acto de entrega, con el
sol despidiéndose, siempre es un momento especial en el Encuentro Solar
de todos.
Y lo que motiva para seguir trabajando por una economía y sociedad
solar, es que la más poderosa y solidaria de todas las fuentes
energéticas, siempre nos acompañará, ...suerte la nuestra de ser hijos
del Sol.
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