Una de las últimas tendencias en la ergonomía del sillín de bicicleta es facilitar que la presión del cuerpo la aguanten no tanto la musculatura perineal que rodea al aparato sexual sino los isquiones o huesecillos del final de la cadera. Este tipo de diseño supone un cambio radical en la forma de montar en la bicicleta por lo que las sensaciones que produce la primera vez que se prueba un sillín de este tipo puede que no sean satisfactorias, especialmente, si es por poco tiempo. Los sillines isquiónicos muestran sus beneficios cuando, por ejemplo, en un recorrido de más de 50 km uno advierte que no se le duerme el pene o que no se produce irritación en los labios vulvares. Actualmente, existen algunos modelos en este sentido y su diseño constituye uno de los mayores aciertos y que sería recomendable que se valorara su uso dado el creciente número de biciclistas. (Puede adquirir estos sillines en la tienda online Biohabitat). En cualquier caso, debemos insistir que cada persona debido a su constitución debería someterse a pruebas que identificaran como presiona sobre un determinado sillín y los efectos que estos pueden tener a largo plazo. Mientras este tipo de chequeos no existan para los ciclistas amateurs lo recomendable es atender a los criterios generales que indican que liberar de cualquier presión las partes perineales debe ser una condición inexcusable para cualquiera que use la bicicleta como medio de transporte. Es muy importante que cuando circulemos en bicicleta, y no solo cuando nos montamos, los ísquiones queden colocados en la parte más ancha del sillín. muchas veces sin querer, a causa del movimiento que hacemos para pedalear o conducir la bicicleta, nos vamos desplazando hacia delante con la consecuencia que los esquilones dejan de apoyarse donde deben y pasamos a apoyarnos con la zona perineal sobre la nariz del sillín. Criterios ergonómicos Es evidente que cada persona responde a una constitución biológica particular por lo que no es nada sencillo que uno encuentre el mejor sillín. Sin embargo, ya hemos insistido que una bicicleta es una máquina a la que se adapta la persona con todo su cuerpo. Por esta razón, no se puede valorar la idoneidad o no de un sillín sin analizar las otras características ergonómicas de la bicicleta que usamos. En nuestro país no hay precisamente una tradición en esto y los comerciantes venden más a ojo que con criterio el vender a medida. En una bicicleta podemos valorar más el equipamiento o el color que no lo realmente concerniente a la ergonomía. En cualquier caso, respecto al sillín es evidente que la extensa variedad en el mercado no facilita su correcta elección. A modo generalista lo importante es evitar presiones sobre las partes perineales y que el peso del cuerpo se distribuya sobre la mayor área de contacto posible. Los sillines pueden clasificarse para tres grandes usos: bicicleta de montaña, carretera y urbana. Formas y medidas deben adaptarse a la función pues la inclinación sobre la bicicleta y, en general, como se ejerce la fuerza del pedaleo son diferentes. Lo que si que podemos valorar es que hombres y mujeres tenemos medidas entre isquiones diferentes. Las mujeres tienen una mayor distancia (entre 12 y 13 cm) mientras que en los hombres es algo más estrecho (11-12 cm). Finalmente, el gel es un material de reciente incorporación pero que ha demostrado que absorbe mejor el efecto de la presión y por ello este material por si sólo puede reducir entre un 50 - 80 % la presión perineal. Pero, recuerda, que un sillín debe ser probado por unas semanas antes de decidir si nos resulta adaptado. (1)http://www.pulsus.com/members/sex/02_02/Pdf/grun_ed.pdf (2) Renato Rodano y otros Pressure distribution on bicycle saddles. Milan, 2002
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