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El público animando a los participantes de la World Solar Challenge
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El Nuna II, el mejor coche solar del mundo en plena carrera
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Un equipo de mantenimiento en plena reparación |
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Noviembre 2003. Es la prueba reina de las carreras de vehículos electrosolares. Se disputa a lo largo de más de 3.000 km entre las ciudades de Darwin, en el norte de Australia, y Adelaida, en el Sur, a través de un territorio desértico y remoto, pero también supone una aventura única por uno de los espacios más singulares de nuestro planeta. La World Solar Challenge fue creada por el aventurero danés Hans Tholstrup quien en 1983 atravesó el continente australiano con un vehículo impulsado por la energía solar a una velocidad de 23 km/h. A su llegada desde Perth, tras 4.000 km recorridos en 20 días, frente a la fachada de la Ópera de Sidney su vehículo causó tanta incredulidad como admiración. A raíz de esta gesta, Tholstrup organizó en 1987 la primera edición de un rally entre el norte y sur del continente australiano que reunió a otros 20 participantes. Desde sus inicios, esta carrera ha sido un estímulo para que las grandes empresas de la automoción y la energía solar aunaran esfuerzos para conseguir nuevos retos. El espíritu de la World Solar Challenge es simple; recorrer los 3.000 km en el menor tiempo posible utilizando como único combustible el sol. A partir de este momento, esta carrera ha sido la pasarela de los mayores avances en motores eléctricos y paneles solares. Así, en 1993 el equipo Honda logró recorrer en un solo día 803 km, y tres años después obtuvo el récord de velocidad con la marca de 89,76 km/h. Aunque está claro que los vehículos solares nunca podrán circular por nuestras calles, estos vehículos son los proyectos donde se prueban nuevas tecnologías para una movilidad renovable. Por ejemplo, la tecnología de las células fotovoltaicas usada por Honda en 1996 facilitó una importante bajada en su precio, lo que marcó el inicio de los paneles fotovoltaicos en muchas ciudades. Asimismo, la aerodinámica de los vehículos solares con un coeficiente de penetración de 0,19 ha servido para mejorar la de algunos coches convencionales que no bajaban de 0,40 y así incrementar el rendimiento del combustible. Esta carrera se celebra cada dos años. Aunque está claro que los vehículos solares nunca podrán circular por nuestras calles, estos vehículos son los proyectos donde se prueban nuevas tecnologías para una movilidad renovable. Por ejemplo, la tecnología de las células fotovoltaicas usada por Honda en 1996 facilitó una importante bajada en su precio, lo que marcó el inicio de los paneles fotovoltaicos en muchas ciudades. Asimismo, la aerodinámica de los vehículos solares con un coeficiente de penetración de 0,19 ha servido para mejorar la de algunos coches convencionales que no bajaban de 0,40 y así incrementar el rendimiento del combustible. Los vehículos están clasificados según el tipo de baterías que llevan, así como por su aerodinámica y el carácter experimental. En algunos momentos, la falta de Sol puede casi poner en jaque a estos aventureros, por lo cual no es difícil observar escenas casi cómicas como las que se dan después de un día nublado, por ejemplo, detener el vehículo e inclinarlo en la cuneta para orientarlo perfectamente al Sol y conseguir así una carga más rápida, aunque sea a costa de perder algunas horas. La velocidad en esta carrera con vehículos de altas prestaciones es una condición para llevarse el premio y sólo es posible cuando se incorporan mejoras tecnológicas desconocidas por los contrincantes. Como en la Fórmula 1, los coches solares han contribuido al desarrollo de los motores eléctricos que más tarde se incorporan en los vehículos eléctricos de serie.
Participantes del 2001 En el 2001 participaron 30 equipos de Japón, Estados Unidos, Canadá, Holanda, Francia, Gran Bretaña, etc. El ganador fue el vehículo holandés Nuna, que recorrió los 3.000 km en 32 horas y 39 minutos con una velocidad media de 91,81 km/h. El Nuna, con una potencia de 1.600 W, realizó su singladura únicamente con el Sol pero si alguien pretendiese emular este poder con un eficiente motor diesel tan sólo le hubieran sido necesarios 18 l de gasóleo para atravesar el continente. La aventura de este coche holandés es digna de leer.
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