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¿En qué estamos fallando? |
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Jorge Riechmann (coord.) Colección Antrazyt, 281 Icaria Editorial Barcelona, 2008 |
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¿En qué estamos fallando? |
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Cambio social para ecologizar el mundo
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Los libros inspiran a menudo nuestras dudas sobre realidades que nos parecen incomprensibles. Algunas de ellas, por ejemplo: ¿Por qué no hacemos lo que sabemos que deberíamos hacer para atajar la crisis ecológico-social? o, en definitiva, ¿por qué frente a las evidentes conductas antiecológicas de nuestra civilización actual lo estamos haciendo tan mal?
Jorge Riechmann, uno de los pensadores más lúcidos en lo referente a la crisis socioecológica, reúne en ¿En qué estamos fallando? diversos expertos que desde diferentes perspectivas aportan luz a estas cuestiones que inicialmente se nos plantean, para reflexionar. Así, el profesor Fernando Arribas Herguedas analiza las tesis de la obra Colapso de Jared Diamond desde lo que llama la discordancia entre la solidez del discurso científico, que explica un determinado comportamiento, y las respuestas encaminadas a preverlos o resolverlos, y advierte que “estamos incurriendo en los mismos errores que muchas culturas del pasado que colapsaron, con el agravante de que disponemos de un mayor conocimiento, tanto de sus procesos de autodestrucción, como del nuestro…” y que “el optimismo tecnológico inscrito en la cultura capitalista contemporánea es un factor decisivo que con facilidad induce a desdeñar las enseñanzas del pasado y a adoptar prácticas basadas en la falsa analogía”.
Por su parte, Federico Aguilera Klink –partiendo del ejemplo práctico de la ampliación del Puerto Granadilla, en Tenerife– analiza la baja calidad de la democracia en la que vivimos y cómo estamos inscritos en una cultura política de “vota y calla, que nosotros (la clase política) ya te protegemos”. Frente a esta realidad, es necesaria la respuesta de los ciudadanos para hacer frente a unos gobiernos que responden solamente a los grupos de intereses, a los que representan. Por ello, los partidos no quieren una Ley de Partidos que exija transparencia sobre cómo se financian o que doten a la democracia de herramientas para la participación popular y para el debate ciudadano en las decisiones que nos afectan como sociedad. Algo que remata Concepción Pineiro, en lo que llama “el jardín de la comunicación ambiental” o la necesidad de aprender del diálogo.
En cualquier caso otros aspectos de la misma realidad son comentados por Francisco Heras en como comunicamos el cambio climático y por qué este entra en contradicción con nuestros hábitos o las contradicciones de los trabajadores en materia ambiental que aborda Manuel Garí frente a las consistencia que hay entre los valores, las actitudes y el comportamiento desde la perspectiva de la psicología ambiental que plantean Ernesto Suárez y Bernardo Hernandez.
La obra también incluye dos importantes reflexiones del propio Riechmann: una sobre aprender a vivir de otra manera y otra sobre la sociabilidad humana y la sostenibilidad. Una vez más, nos recuerda que “los seres humanos somos perfectamente capaces de vivir bajo constricciones ecológicas: de hecho, llevamos muchos miles de años haciéndolo así. Hoy se trata, en buena medida, de redescubrir estos equilibrios entre naturaleza y sociedad y aplicarlos creatívamente a la crítica situación en que nos encontramos”. Tenemos que dejar de autoengañarnos, ya que "a los seres humanos nos salva la necesidad de comprender, que es también el placer de comprender”. Por ello, “dentro del mundo de significaciones sociales creado y recreado por la mercadotecnia capitalista, la felicidad se identifica con el consumo siempre creciente de mercancías. Si no logramos romper con este tipo de representaciones estamos condenados. En un mundo sostenible, la vida buena se basaría en la satisfacción adecuada de las necesidades básicas –a partir de ahí–, en el desarrollo de una socialidad amistosa y de la creatividad personal y colectiva, dentro de un horizonte de autolimitación en lo que a consumo material se refiere”.
En definitiva, como afirma el coordinador de este libro, “hoy necesitamos, por encima de todo, una comprensión de los ecosistemas y una autocomprensión de los seres humanos que se guíe por valores y principios que aún son minoritarios: sostenibilidad, suficiencia, biomímesis, precaución, uso prudente, respeto del otro, cuidado de lo común, responsabilidad por las consecuencias, consideración del largo plazo, biofilia. Creo que los ensayos contenidos en este volumen pueden orientarnos hacia esa necesaria –y placentera– clase de comprensión”. Y sin duda lo logra. |
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