La conquista social de la Tierra

Una obra apasionante que culmina el trabajo de toda una vida, la del biólogo Edward Osborne Wilson. Este reputado científico y humanista plantea tres cuestiones fundamentales ¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿Adónde vamos?; y demuestra que la religión, la filosofía y la reflexión no pueden dar respuestas por sí solas a la evolución de la humanidad, y que la única forma realista de resolver el enigma de nuestra condición humana pasa por la erudición científica.

Edward O. Wilson, insigne sucesor de Darwin, aporta en esta obra una particular visión experiencial que rediseña la historia de la evolución. La conquista social de la Tierra, se fundamenta en su vasto conocimiento de la biología y del comportamiento social para revelar cómo la "selección de grupo" puede ser el único modelo que explique el origen del hombre, su dominación, y su posterior conquista del planeta. El resultado de su erudición es una obra revolucionaria, la historia de la evolución humana y animal. Algunos expertos señalan que es una contribución única para explicar el sentido y origen de actividades básicas para la humanidad como son el lenguaje o  la religión entre otras de las actividades sociales.

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La conquista social de la Tierra. ¿de dónde venimos? ¿qué somos? ¿adónde vamos?
Autor: Edward O. Wilson
Editorial: Editorial Debate (Random House Mondadori)
Barcelona, 2012
ISBN: 9788499921518
Nº Pág.: 379

Wilson sostiene que la evolución de ciertas características de una especie como la humana no puede explicarse sólo por el altruismo sino también por virtudes como la moralidad o el sentido del honor. Para que estos vectores operasen como modo de selección debió desarrollarse el ámbito de la tribu para que la selección actuase sobre el individuo y el conjunto de sus parientes y sobre el conjunto de estas poblaciones de un mismo territorio cercano y con características ecológicas similares (tribus, naciones). ¿Por qué existe la vida social en la naturaleza? ¿Por qué es tan rara? ¿Qué fuerzas la han impulsado? Sólo los insectos sociales y la especie humana junto con dos ratas topo han llegado a ser eusociales. El ser humano es el único primate de vida social avanzada pero a alcanzado la condición eusocial siguiendo una evolución diferente a la de los insectos. Mientras los insectos han evolucionado hacia la eusocialidad a través de la selección de la perpetuación de ser vivo diferenciado en la colonia como es la reina, en los seres humanos es fruto de la permanente interacción entre la selección individual y la selección de grupo.

Los individuos “eusociales” son aquellos que a lo largo de múltiples generaciones están dispuestos a fomentar actos altruistas como parte de su división de trabajo. Esta opción es única en la historia del planeta y a parte de la especie humana sólo tres clases de insectos han desarrollado, las abejas melíferas, los termes constructores de termiteros y las hormigas. En el esquema de Wilson, de lo eusociabilidad se desprende también el dilema del bien y el mal ya que tanto la selección individual como la tribal afectarían al individuo en oposición a la opción moral escogido. En este sentido las opciones egoístas serían recesivas, mientras que las altruistas empujarían al individuo hacia el sacrificio por otros miembros del grupo (pero no de otros grupos). “La selección individual es responsable de mucho de lo que llamamos pecado, mientras que la selección de grupo es responsable de la mayor parte de la virtud. Juntas han creado los peores y los mejores ángeles de nuestra naturaleza.”, argumenta Wilson y lo remata de forma contundente afirmando que: "En la evolución social genética existe una regla de hierro, según la cual los individuos egoístas vencen a los individuos altruistas, mientras que los grupos altruistas ganan a los grupos de individuos egoístas. La victoria nunca será completa; el equilibrio de las presiones de selección no puede desplazarse hasta ninguno de los dos extremos. Si tuviera que dominar la selección individual, las sociedades se disolverían. Si acabara dominando la selección de grupo, los grupos humanos acabarían pareciendo colonias de hormigas”.

"Nuestros instintos siguen sin estar preparados para la civilización". Edward. O. Wilson (página 285, La conquista social de la Tierra de Editorial Debate)

Wilson pone en tela de juicio los mitos de nuestra civilización como los dioses de las religiones organizadas y afirma que "son idiotizantes y divisivas y que fomentan la ignorancia, distraen a la gente de reconocer los problemas del mundo real y con frecuencia los conducen en direcciones equivocadas que provocan acciones desastrosas”.

La conquista social de la Tierra no es sólo una visión sociobiológica sobre la aparición y el desarrollo de la especie Homo sapiens sino también un compendio sintético para comprender nuestra propia naturaleza y como esta se ha convertido en tan peligrosa para el conjunto de la vida planetaria en los últimos milenios. En este sentido, la obra conecta también con los aspectos más sociológicos de la problemática depredadora que impulsa nuestro actual actuar y que Thom Hartmann visualiza en su obra "Las últimas horas de la vieja luz del sol". Pero más allá  de todo Wilson es una persona optimista y que así lo demuestra en las palabras que cierran este libro al que os animamos a leer (aunque la traducción al castellano podría ser mejor):

"De modo que ahora confesaré mi fe ciega. La Tierra, en el siglo XXII, puede transformarse, si así lo queremos en un paraíso permanente para los seres humanos, o por lo menos en los firmes cimientos de uno. En el camino nos haremos todavía mucho daño a nosotros mismos y al resto de la vida, pero mediante una ética de simple decencia de los unos para con los otros, de aplicación inflexible de la razón, y de aceptación de lo que realmente somos, nuestros sueños al fin se harán realidad".

 

Sobre el autor

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Edward O. Wilson (10 de junio 1929) imagen del 2011.

 

Edward Osborne Wilson (1929 -) es uno de los grandes sociobiólogos vivientes (ciencia que estructuró) y en la que sustenta que la ciencia es la metafísica más atrevida ya que todos los problemas que se nos plantean como especie, les podemos dar alguna solución.

Sus obras de divulgación le han permitido a lo largo de estas décadas ganara dos premios Pulitzer, el primero titulado  Sobre la naturaleza humana (1979)  y el segundo Las hormigas (1990), escrito junto a Bert Hölldobler. La conquista social de la Tierra (2012) es su último legado. Algunos expertos señalan, sin embargo, que su obra más madura es Consilience: La unidad del conocimiento (1999, ISBN: 84-8109-239-8; una obra traducida a la lengua castellana por la editorial Galaxia Guttemberg, manteniendo el concepto Consiliencia en inglés dado que no sería traducible pero que podría aceptarse como coherencia).

Artículo elaborado por el equipo de redacción de terra.org

 

Modificado
09/02/2017

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