Un mundo sin pobreza



 

 
Un mundo sin pobreza
 
 
 
Hacia un mundo sin pobreza
El Banco Grameen

Muhammad Yunus
Editorial Andres Bello
Barcelona, 2000.
 
 
 
Hacia un mundo sin pobreza
La historia del Banco Grameen y los microcréditos
 
En Bangladesh, antes del 1978, no había posibilidad para que las mujeres pudieran tener acceso al crédito bancario. Muhammad Yunus, natural de este país regresó a su seno después de doctorarse en Economia en la Vanderbilt Unversity en 1974. Fue un año en que una gran hambruna asoló al país. Desde la Universidad de Chittagong, empezó a estudiar el fenómeno de la pobreza en las aldeas que rodeaban a la universidad. Hizo un descubrimiento que le dejó trastornado: la pobreza se cebaba gracias a la usura de los prestamistas y por la imposibilidad de que los pobres pudieran acceder a créditos bancarios. Así en 1976 empezó prestando 27 dólares a 42 personas para que pudieran comprar las materias primas con las que fabricaban la artesanía que luego vendían. Este gesto para Yunus no fue un acto de solidaridad, sino el inicio de un gran proyecto. Un proyecto para financiar a los pobres, que entre 1978 y 1997 había prestado 2.300 millones de dólares a 2,3 millones de personas. Esta es la obra socioeconómica del Banco Grameen, una entidad de crédito para los sin recursos ni avales que opera en todo el mundo desde Ecuador hasta Eritrea, desde las islas Lofototen en el círculo polar ártico, hasta Nueva Guinea, en el sur, desde los guetos interiores de Chicago hasta las remotas comunidades de montañeses en Nepal.
El 94 % de los clientes del Grameen son mujeres y tiene más de 2 millones de beneficiarios en 60 países. Este banco recupera el 98 % de lo que presta en forma de microcréditos. Su política es facilitar a quien recibe el préstamo que valore las posibilidades de su trabajo. Grameen viene de la palabra Gram que quiere decir aldea y podría traducirse como Banco Rural. El estilo en la propia implantación de este banco para los pobres es casi un marca para la entidad. En 1984 aprobaron las llamadas Dieciséis Resoluciones cuyos miembros recitan con orgullo y que explican a sus clientes. Destacan los cuatro principios del Banco Grameen: disciplina, unidad, coraje y mucho trabajo en todos los dominios de la vida. Trabajar en el Grameen es pues también un estilo de vida y, por ello, se obliga a cultivar vegetales todo el año, a intentar tener pocos hijos, a hervir el agua o desinfectarla si no se poseen pozos sanos, a ayudar a los demás siempre, en especial, si tienen dificultades, etc. En 1997, tras veinte años de existencia tiene más de 12.000 empleados y sólo en Bangladesh dispone de de 1.086 oficinas el personal de las cuales visita a domicilio cada semana a 2 millones de personas.
Hacia un mundo sin pobreza es un libro de un sueño hecho realidad. De una visión sobre cómo puede intervenirse para impedir que la pobreza no levante cabeza por culpa de los usureros intermediarios. Yunus aporta a lo largo de este relato no sólo los éxitos de su modelo, sino también reflexiones sobre como debería ser realmente el desarrollo. En este sentido advierte que el desarrollo se reduce todavía con demasiada frecuencia a una cuestión de crecimiento del Producto Nacional Bruto. El desarrollo debería concebirse como parte integrante de los derechos del hombre. Porque el verdadero desarrollo debe facilitar que la mitad más pobre de la población de una sociedad determinada desaparezca. El gran éxito del Banco Grameen es que más que ser un banco de microcréditos es un prestamista de esperanza. El microcrédito es ayudar a cada persona a alcanzar su máximo potencial. No se refiere al capital monetario, sino al capital humano. El microcrédito es sobretodo una herramienta que libera los sueños de los hombres y ayuda incluso a los más pobres a lograr dignidad y respeto y dar sentido a su vida. Hacia un mundo sin pobreza para Yunus es aquel en que toda persona tiene capacidad de cuidar de sí misma y satisfacer sus necesidades básicas. En este mundo nadie moriría de hambre ni padecería desnutrición. Los líderes del mundo han proclamado este objetivo durante décadas, pero nunca han establecido una manera de conseguirlo. El Banco Grameen es un ejemplo contundente de que el pobre no lo es por vago y que impulsando sus propias motivaciones vitales recupera la dignidad humana en un santiamén. La democracia es un de los grandes logros de la humanidad en las relaciones sociales. La erradicación de la pobreza será la victoria que nos reclama precisamente nuestra condición humana. Este libro es el relato de una gran historia llena de convicción y compromiso ético.


 
Modificado
09/02/2017

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