Hace 21 años que alrededor del Día Internacional de la Terra en Barcelona se celebra un evento único: la Fira per la Terra. En pocas palabras, este evento permite que una vez al año, entidades que promueven la sostenibilidad desde un ámbito amplio, que incluye las terapias alternativas, la espiritualidad, la protección de animales domésticos, entidades ecologistas, etc. hasta artesanos y agricultores ecológicos, se abren al público en el céntrico parque urbano de la Ciutadella.
Esta feria la organiza la Asociación Dia de la Terra y su única finalidad es gestionar este evento anual de celebración de esta jornada de sensibilización ecológica internacional. Para ello, esta entidad solicita cada año, en función de la ocupación del espacio público, la correspondiente autorización municipal y paga la tasa establecida por la ocupación de la vía pública. Hasta ahí todo normal, pues es la forma lógica de gestionar un evento ciudadano con más de 300 cooperativas, empresas y asociaciones participantes. Este evento atraye durante un fin de semana a más de veinte mil personas, tanto locales como visitantes, y constituye una singularidad única en nuestro país por su carácter abierto, plural y de diversidad de propuestas a favor de la sostenibilitat.
La larga avenida del Parc de la Ciutadella de Barcelona abarrotado de personas. Incluso los "controladores" como este agente de la policia municipal, se interesan por lo que se expone, como debe ser!!!.
Desde hace un par de años, la burocracia del ayuntamiento de Barcelona se niega a que la entidad gestora, la Asociación Dia de la Terra, pague una tasa única en función de todo el espacio público e impone que sea cada participante quien pague directamente al ayuntamiento o en su defecto que la Asociación haga multiples pagos indivuales por participante. A pesar de la reiterada argumentación y demostrada buena gestión por parte de la Asociación, la concejal del distrito al que pertenece el parque donde se celebra la Fira, doña Gala Pin Ferrando, en lugar de valorar que es una medida insostenible y no ajustada a ninguna normativa oficialmente aprobada, sino puramente discrecional, pues se sumó a la incoherencia burocrática y zanjó la polémica diciendo que: "se hace lo que dicen los servicios jurídicos”. Una buena muestra que esta política no ejerce su atributos: facilitar la vida a la ciudadanía en el marco de la legalidad.
El tema es el ayuntamiento ha expedido pagos indivudalizados y no hay ningún banco que acepte ingresar los más de trescientos recibos en la cuenta municipal de una media de treinta euros cada uno de ellos. Recordemos que el distrito de Ciutat Vella, al que pertenece la jurisdicción del parque urbano de la Ciutadella, ya tiene un largo historial de gestión más que discutible y que ante la imposibilidad de encauzarlo, la única concejal que lo cuestionó dimitió tras recibir amenazas anónimas.
El ayuntamiento argumenta que esta medida de que cada participante pague su cuota al ayuntamiento está destinada a que "no revendan licencias". Lo cierto es que esta medida de que cada "feriante su licencia" es la práctica de los "mercadillos y ferias" en las que no hay un organizador único o lo organiza el propio ayuntamiento, que es lo habitual. Sin embargo, en el caso de la Fira per la Terra hasta hace poco se reconocía que era un único organizador que lo asumía todo. Detrás de esta medida insostenible, la organización de la Fira per la Terra, intuye que el ayuntamiento va detrás de todos los datos legales de los participantes que están protegidos por la ley de protección de datos.
Las bases para inscribirse a la Fira per la Terra han sido desde siempre muy estrictas, y la organización publicita a todos los participantes. Lo que puede parecer una cuestión de interpretación normativa en realidad es una forma de bulling del ayuntamiento para intentar evitar a toda costa la celebración de la Fira per la Terra. Les molesta tanta felicidad sostenible.
Acta de inspección a un campesino que participaba en la Fira per la Terra y el montón de licencias individualizadas preparadas por el ayuntamiento de Barcelona, sólo en el gasto en papel ya es insostenible, cuando con un único papel sería suficiente!!
La dirección de la Asociación Dia de la Terra ha enviado más de tres cartas a la alcaldesa Ada Colau para que ponga sensatez en el tema. La alcadesa se ha mantenido en silencio e incluso, en esta edición, el ayuntamiento ha enviado varios funcionarios a recabar datos de los artesanos y asociaciones participantes y fiscalizar así si cumplían con la normativa municipal. Algo que ha sido infructuoso (y que ha supuesto el pago de horas extras de varios funcionarios con dinero del erario público) pues la Asociación Dia de la Tierra sólo deja participar con unas estrictas condiciones administrativas (disponer de seguro de responsabilidad civil, estar dadas de alta, pago de impuestos, etc.).
Resulta curioso que el ayuntamiento de Barcelona, en lugar de verificar la información con los datos del gestor de la Fira per la Tierra, quiera ahora el control directo sobre cada participante. Pero no hay más cera que la que arde, y por eso se intuye una estrategia de bulling por parte del ayuntamiento para agotar a los organizadores y que se suspenda definitivamente esta macro manifestación de sostenibilidad urbana UN ÚNICO FIN DE SEMANA AL AÑO y con motivo del DÍA DE LA TIERRA.
Las personas que llevamos décadas organizando eventos ciudadanos sabemos que el ayuntamiento de Barcelona progresivamente ha ido burocratizando y complicando la gestión de cualquier actividad en la calle, especialmente si detrás están entidades sin ánimo de lucro. Nunca ningún edil tiene la valentía de cuestionar las “normas” que no han sido aprobadas por el Gobierno municipal puesto que simplemente se trata de fórmulas de gestión que los funcionarios les han colado. Así sin más.
Así es la realidad en el ayuntamiento de Barcelona que tanto se llena la boca de "participación". En sus tripas reina la más férrea burocracia administrativa destinada a que sólo sobreviva el que pague una buena cantidad y se someta a la voluntad de sus funcionarios (los que quedan!).
Con la privatización de servicios públicos esto se ha evidenciado todavía más. La atención ciudadana, por ejemplo, está en manos de una empresa concesionaria y no del cuerpo administrativo del ayuntamiento con lo cual no cuestionan la normativa y los trabajadores lo hacen con precariedad laboral. Otro ejemplo, los servicios de emergencia que coordina la Guardia Urbana no pasan por este cuerpo policial, sino por un call center externalizado a otra empresa privada. Una empresa ajena y sin experiencia en la calle, decide si retrasa o no el envio de unidades de este cuerpo ante una queja ciudadana. Y en el caso que nos ocupa, viejas perlas de este particular distrito sin ley que es Ciutat Vella, la han tomado con el único evento que promueve una utilización festiva de un espacio público.
La toma ciudadana del Parc de la Ciutadella durante la Fira per la Terra es de tanta alegría que supone un peligro público y una amenaza a la seguridad ciudadana.
La negativa de la alcaldesa Ada Colau a ni tan sólo visitar la Fira per la Terra, que delegó en otra edil, es una buena muestra de que la sostenibilidad no va con ella. El ejemplo de lo que sucede con la Fira per la Terra es sólo la punta del iceberg de que la actual clase política sólo está preocupada por mantener su imagen y que les falta el compromiso por gobernar al servicio de la ciudadanía. La falta de compromiso político lleva a una situación de fachada democrática, pero de tinte autoritario. La ciudadanía elegimos políticos y no funcionarios ni empresas concesionarias. Si gobiernan los funcionarios en lugar de los políticos tenemos un gran problema.
Esta anécdota también pone de manifiesto el despilfarro de recursos en horas y papeles por parte del distrito Ciutat Vella con la Fira per la Terra. Recordemos que en las 21 ediciones de la Fira per la Terra jamás ninguno de sus participantes ha incumplido con la legislación para participar en eventos públicos.
La opinión unánime de las entidades y la mayor parte de las personas que participan o visitan este parque urbano cuando hay la Fira per la Terra es que se trata de un verdadero espacio de demostración a pie de calle y abierto. Esta macro exposición a piede calle es abierta y accesible. Es precisamente esta singularidad de abierto a todas las personas la que subleva al ayuntamiento de Barcelona que es consciente que la libertad responsable hace madurar a una sociedad y si esta madura se pone en juego el maquievelismo como paradigma político imperante.
El ayuntamiento de Barcelona en el fondo le molesta que en los alrededores de este evento emerja el que "no paga", como este cómico que irrumpió un rato con su arte en los alrededores del evento, hasta que los tambores brasileros se llevaron su público y se quedó sólo. Su "negocio" duró poco, pero a buen seguro que disfrutó al igual que los transeuntes. Todo esto molesta a la burocracia recaudadora, como que las familias se instalen en el parque para descansar.
El ayuntamiento de Barcelona, según fuentes internas anónimas, ya intentó hace unos cuatro años propiciar que la Fira per la Terra desapareciera y por ello programó una carrera deportiva en la misma fecha (pues la Fira per la Terra solicita de un año para otro las fechas de la misma). Esta carrera solo ocupaba la avenida central del parque de la Ciutadella unas pocas horas (que es donde se instala parte de la Fira per la Terra todo un fin de semana) y luego quedava vacía todo el fin de semana. Con esto el ayuntamiento conseguía que el espacio central del parque quedara vacio.
La organización de la Fira per la Terra resistió y al tercer intento fallido, el ayuntamiento desprogramó la mencionada carrera. Entonces inició la táctica actual de incrementar la burocracia hasta límites insostenbiles. Por suerte el alma de esta Fira per la Terra es el activista ecologista Dr. Pep Puig, cuyo compromiso con el planeta se impone a tanta estupidez política.
Para cualquier visitante a la Fira per la Terra este evento constituye una oportunidad de tomar contacto con otras formas de entender la vida desde una óptica de sostenibilidad ambiental y personal. Esta es la razón de fondo para torpedear a este evento que durante veintiuna ediciones ha convertido el fin de semana más cercano al Día de la Terra (el 22 de abril) en un espacio de reivindicación ambiental, especialmente contra la energía nuclear y a favor de las renovables. Y esto, claramente, molesta a los poderes fácticos que manejan los hilos políticos del ayuntamiento de Barcelona. En fin, nada nuevo.
Durante la feria el ayuntamiento repartió un papel con membrete (pero sin firmar por nadie) en el que se argumentaba: “Queremos que cada feriante sepa lo que cuesta la tasa”. Todas las entidades participantes saben que el donativo a la Fira per la Terra es para garantizar que esta actividad sea viable y que por eso lo organiza una entidad sin ánimo de lucro.
A pesar de todo, un año más, la Fira per la Terra se ha llenado de ciudadanía curiosa e interesada. Las entidades participantes nos hemos esforzado por atender y mostrar que otro modo de vivir es posible. La satisfacción colectiva de participantes y visitantes es plena. Y esto, al ayuntamiento (sea cual sea su color político), como lacayos de los poderes fácticos, les duele. Así es desde hace años, ni que sea un sólo fin de semana al año!!
Fotos: Funación Tierra, Fira per la Terra, 2016. Parc de la Ciutadella de Barcelona.