Sin
salir más allá de tu puerta puedes conocer los asuntos del mundo,
sin
espiar a través de las ventanas puedes ver el camino del cielo.
El
sabio logra sin actuar
LaoTse
El
turismo constituye una pasión de los humanos como lo demuestra que el
gasto total de los turistas se situó en 25.220 millones de euros en los
primeros siete meses de 2006 en nuestro país. El gasto medio diario de
los turistas fue de 84 euros entre enero y julio, un 0,5% menos que en
el mismo periodo de 2005. La media de tiempo en que los turistas
permanecen en España es de unos diez días. Más del 30 % de los turistas
que llegaron a España lo hizo a bordo de uno aviones low cost, aunque
esta cifra alcanza el 70 % para los destinos más solicitados como Palma
de Mallorca, Málaga, Barcelona, Alicante y Girona.
Lo que es evidente es que esta acumulación de personas para cada una de
las cuales va asociada una mochila ecológica en forma de emisiones
tóxicas a la atmósfera se está descubriendo nada provechosa incluso
para la propia actividad. En julio 2006 la Agencia Espacial Europea
mientras la costa española estaba inundada por medusas forzando a los
turistas a permanecer fuera del la temperatura del agua del mar
alcanzaba los 30 grados. El problema es que los datos aportados por el
proyecto Medspiration de la ESA, que obtiene las temperaturas de la
superficie del mar Mediterráneo en un área de 2.965.500 kilómetros
cuadrados, detectó un drástico incremento singular en menos de un mes
de 22 grados a principios de julio a más de 30 grados a finales del
mismo mes.
Nos hemos lanzado a un carrera para “ver mundo” mientras este se nos
diluye a pasos agigantados. Las vacaciones, el descanso, el propio
conocimiento no está fuera sino en nuestro interior. No se trata de de
fomentar el asceticismo, pero sin duda podríamos considerar nuestro
entorno más cercano para disfrutar de unas vacaciones. El ocio, recreo
o vacaciones es el primer motivo de salida para cerca del 50 % de los
españoles, aunque los que lo hacen dentro de la propia comunidad son
una minoría. La movilidad debida al turismo global es la causante de un
30 % de las emisiones tóxicas debidas al transporte. Bien es cierto que
esta actividad sólo la pueden gozar los habitantes del Primer mundo y
quizás por ello sería necesaria una reeducación sobre las aspiraciones
de viajar que en las últimas décadas ha llevado a esta frenética
actividad del turismo en nuestro país, pero también por parte de la
población española.
Los viajes baratos, pero también las buenas comunicaciones terrestres
facilitan desplazamientos largos para periodos cortos, lo contrario que
se necesita para viajar con conocimiento. Por este motivo deberíamos
planificar mejor nuestros posibles viajes de conocimiento fuera de
nuestro entorno y limitarlos. Mientras, cerca de nuestro entorno vital
o incluso en nuestro propio hogar disponemos de alternativas para
descansar y a la vez no dañar el medio ambiente. Ciudades habitables,
con parques y jardines y naturaleza periurbana, un urbanismo no
agresivo y servicios culturales son esenciales en una nueva estrategia
para fomentar una aproximación al descanso vacacional diferente de la
de consumir tan sólo kilómetros en poco tiempo a destinos cada vez más
lejanos y exóticos. Lo verdaderamente exótico es nuestra propia esencia.