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Nunca he visto tanto bueno en tan poco espacio |
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impresionada ante a lluvia torrencial |
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imagen y estrofa, la musica cerca
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El olivo de los mensajes de paz
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Para ti, colega
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Bueno, te cuento por partes lo acontecido en los ratos no laborales, que es lo más útil, considero.
Viaje
en tren bici, no puede ser para mi de otra manera, el Estrella nocturno
une Barcelona con Madrid traqueteando, y yo siempre en litera alta y
bici plegada y enfundada (es la norma), sobre el estante. Aconsejo
tapones pa los oídos, por lo del vecino roncador y por los ruidos del
cortar la noche dentro de una estructura de miles de kilos de metales y
humanos que corre casi sin parar y con alta eficiencia.
Me monto
a una bici que no es la habitual, y no es que sea yo muy dao a lo
bicipromiscuo, que bueno. Después del ostión que me di con mi habitual,
una Dahon Curve SL que es de lo mejor que hay y para la que estoy
esperando recambio de horquilla, han tenido a bien dejarme en el kurro,
pensando en mi estabilidad emocional, un ejemplar incunable de Dahon Presto Lite,
que es de juguetona y liviana que no veas, quizás la menos pesada del
mundo plegable de calidad. Con ella y sobre sus ruedecillas, durante la
jornada me he movido sobre más de 50 km de asfalto, uniendo puntos
diversos y mirándome el ticket de 10 viajes para el metro que no hay
manera de acabarlo.
Durante el cafelillo, José Ángel Garrido,
activista de las cocinas solares allá donde los halla, me comenta desde
su miniestudio donde aparca dos bicis con más kilómetros que el tren
estrella en varios años, que está a punto de partir a Perú a montar una
fabriquita de cocinas solares, mientras me orienta sobre como la gente
funciona por allá. Antes de acabar y dada mi devoción por cocinar si
CO2, le digo que me lleve con el, que dejo la bici si hace falta,
…vamos como un infante. No tardo en contarte sobre sus éxitos
sociosolares en cuanto lo vuelva a ver retornado.
Mira que hay
baches en la horizontal pedaleable de Madrid, yo que vengo de ciudad
más mimada para que no te estampes al pedalear. Más de dos sustillos me
he llevao.
El primer regalo extra laboral de la jornada ha sido
irme a hacer la digestión, pedaleando siempre, a un punto pendiente y
deseado en la ciudad, su Real Jardín Botánico.
Necesitaba verdor y mini dosis de aire no muy sucio entre tanta
humanidad rodante polucionante. Pero también ha habido otro motivo, una
exposición de título atrayente, HARD RAIN: nuestro choque frontal con la Naturaleza, que tuve la suerte de encontrar en búsqueda de cultura urbana.
La
expo consiste en fotografías y textos de Mark Edwards, y la idea que
tuvo el muchacho fue que sirvieran en el montaje para ilustrar cada
estrofa de la canción de los 60 “A Hard Rain’s A-Gonna Fall”
de Bob Dylan, como alegato contra la destrucción de nuestro entorno
natural. (abajo te copia la traducción al castellano, que son los
textos que acompañan a las imagenes)
En la puerta me dicen que
ni plegada ni el bolsa, que tenga cuidado con los vigilantes, y ale, a
cuestas con la máquina verde entre majestuosos árboles de los que tengo
que echar mirada al cartelillo para confirmar mis suposiciones, no
llego al 40% de aciertos, lexes.
Llego al paseo de los olivos
donde la comunicada lluvia torrencial está instalada en un inteligente
soporte. De los árboles cuelgan cintas de luminosos colores con frases
y peticiones de los visitantes más motivados a la expresión de los
sentimientos del momento. Suena la canción de Dylan y mientras una
abuelita que llevo un rato observando no se saca la mano de la boca, de
la impresión que unos breves textos y las impactantes imágenes, muchas
reconocidas, generan en el personal. Un papá con su hija que corretea,
lleva sin avanzar unos minutos, yo disparo con la cámara mientras el
ruido de fondo de una ciudad implicada directa o indirectamente en
todas y cada una de aquellas imágenes, inunda la paz deseada del lugar.
La expo, como han dicho, es un “grito de denuncia a la guerra fría, la
lluvia ácida y la amenaza nuclear”. No te la pierdas, hasta el 23 de
octubre disponible la tienes en la capital, después ira al Jardín Botánico Atlántico de Gijón, al Dylan le dan un premio no lejos de allá y luego estará también en el Jardín Botánico de Valencia.
La
expo forma parte de un proyecto global de concienciación colectiva ante
la destrucción de nuestro mundo y se ha constituido un debate
permanente de ideas entre científicos, intelectuales y público en la red.
Camino
de la salida me pierdo entre flores de colores que alegran la vista y
mucho, déjame que te ponga una de ella en imagen y siéntela como mi
celebración contigo de este otoño ya invasor de la vida y sus ritmos.
Mañana te cuento la segunda parte, con sustos y bicisorpresas
A HARD RAIN´S A-GONNA FALL
(VA A CAER UNA LLUVIA TORRENCIAL)
¿Oh, donde has estado, mi hijo preferido?
¿Y dónde has estado, mi joven querido?
He tropezado en la ladera de doce brumosas montañas,
he andado y me he arrastrado en seis autopistas curvadas,
he andado en el medio de siete bosques sombríos,
he estado fuera delante de una docena de océanos muertos,
he estado diez mil millas en la boca de un cementerio,
y es torrencial, es torrencial, es torrencial, es torrencial,
es torrencial la lluvia que va a caer.
¿Oh, qué viste, mi hijo preferido?
¿Oh, qué viste, mi joven querido?
Vi lobos salvajes en derredor de un recién nacido,
vi una autopista de diamantes sin nadie en ella,
vi una rama negra con sangre todavía pringosa,
vi una habitación llena de hombres cuyos martillos sangraban,
vi una blanca escalera cubierta toda de agua,
vi diez mil oradores cuyas lenguas estaban rotas,
vi pistolas y afiladas espadas en las manos de niños,
y es torrencial, es torrencial, es torrencial, y es torrencial,
es torrencial la lluvia que va a caer.
¿Y qué oíste, mi hijo preferido?
¿Y qué oíste, mi joven querido?
Oí el sonido de un trueno, que rugió sin aviso,
oí el bramar de una ola que pudiera anegar el mundo entero,
oí cien tamborileros cuyas manos ardían,
oí diez mil susurros y nadie escuchando,
oí a una persona morir de hambre, oí a mucha gente reírse,
oí la canción de un poeta que moría en la cuneta,
oí el sonido de un payaso que lloraba en el callejón,
y es torrencial, es torrencial, es torrencial, es torrencial,
es torrencial la lluvia que va a caer.
¿Oh, a quién encontraste, mi hijo preferido?
¿Y a quién encontraste, mi joven querido?
Encontré un niño pequeño junto a un pony muerto,
encontré un hombre blanco que paseaba un perro negro,
encontré una mujer joven cuyo cuerpo estaba ardiendo,
encontré a una chica que me dio un arco iris,
encontré a un hombre que estaba herido de amor,
encontré otro hombre que estaba herido de odio;
y es torrencial, es torrencial, es torrencial, es torrencial,
es torrencial la lluvia que va a caer.
¿Y ahora qué harás, mi hijo preferido?
¿Y ahora qué harás, mi joven querido?
Voy a regresar afuera antes que la lluvia comience a caer,
caminaré hacia el abismo del más profundo bosque negro,
donde la gente es mucha y todas sus manos están vacías,
donde las cápsulas de veneno anegan sus aguas,
donde el hogar en el valle encuentra el desaliento de la sucia prisión,
y la cara del verdugo está siempre bien escondida,
donde el hambre amenaza, donde las almas están olvidadas,
donde el negro es el color, donde nada es el número,
y lo contaré, lo diré, lo pensaré y lo respiraré,
y lo reflejaré desde la montaña así que todas las almas puedan verlo,
luego me mantendré sobre el océano hasta que comience a hundirme,
pero sabré bien mi canción antes de empezar a cantarla,
y es torrencial, es torrencial, es torrencial, y es torrencial,
es torrencial la lluvia que va a caer.
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