El girasol. El sol no lleva sino su sencilla túnica de luz
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El sol no lleva sino su sencilla túnica de luz. Las nubes se adornan con su magnificencia. |
Rabindranath Tagore |
El Sol es la fuente de toda vida, pero anima procesos que nos permiten gozar de nuestro entorno con toda su magnificiencia como nos recuerda el poeta hindú Tagore en referencia a las nubes. Cada fresa no es más que bellas sentencias de autores diversos que nos permiten enlazar emociones, reflexiones o simplemente observaciones respecto a esta compleja relación entre la civilización humana y su entorno. En alguna ocasión hemos valorado recoger textos que nos apetecía conservar simplemente en nuestro recuerdo. A continuación reproducimos un bello texto, que en realidad es un elogio a esta planta común hoy: el girasol, que nos recuerda cuando está en flor la magia de un día siguiendo el recorrido el sol... tan cotidiano como emocionante... <<El girasol sigue con su movimiento la órbita del sol. En ninguna otra planta se da una dependencia semejante. El amarillo es como un tinte que concentra en su esencia toda la fuerza y la alegría de ese sol del cual se aprovecha. Tiene un aire mironiano, dionisíaco, una cosa especial que guarda intuiciones de porvenir. Aun así, parece haber sido objeto de un encantamiento grotesco. Ahí hay invención, un intento de afirmación de valores alternativos. Ya para Homero el sol era un "dios" que lo veía todo. Lo que está claro es que la vida del girasol gira en torno a un tema obsesivo: el curso del día. Decía Ovidio que por donde sale el sol "bullen las Horas, los Meses, las Estaciones y los Años". La etimología no lleva por otro lado a engaño. El nombre del género Helianthus es una convención establecida. Deriva de dos vocablos griegos: "helios", de sol, y "anthos", de flor. En ocasiones, algunas palabras están íntimamente relacionadas con las cosas. Da la casualidad que se ajustan a lo cierto y patentizan lo evidente. Dicho género comprende hasta una cincuentena de especies anuales y bianuales que, conforme crecen en tamaño, decrecen en fuerza. Están emparentadas con la margarita. Entre ellas se tienen un gran cariño y viven igualmente movidas por estímulos intensos. Digámoslo así. Originario de América, llegó a Europa a mediados del siglo XVI, al jardín real de Madrid. Dada su fuerte densidad cromática, se utiliza para formar composiciones naturalmente monocromáticas. Helianthus annus es así: tallo erecto y robusto, de hasta 2 m. de altura (la variedad "nanus" es interesante ya que no sobrepasa los 50 cm) con hojas ovaladas y aserradas, algo toscas al tacto. Su flor, que parece obedecer a leyes implacables, a la manera de un astro, causa impresión. A pesar de su intrincada preciosidad (la inflorescencia en cabezuela viene a ser una flor única) rodea de felicidades. Los discos florales irradian luminosidad: por rendir honores a un himno homérico (si mal no recuerdo habla de un casco de oro lanzando una cegadora luz) las lígulas proporcionan un inusitado placer intelectual. La floración se concreta entre julio y septiembre; de donde se infiere que florece tan pronto como se consolida un aumento de la temperatura. Cuando la flor se deja ver aprieta el calor de valiente. A finales de verano culmina su obra. Una observación aún: las rachas fuertes de viento le perjudican un tanto. Aunque disperse sus semillas, desmantela su porte, en condiciones normales, erguido; de donde se sigue que tiene que situarse en espacios resguardados, al abrigo del viento. Y otra cosa: un plantel monocromático es siempre un acierto; dénse ustedes cuenta de que mucho color sin orden da un aspecto dudoso. Los girasoles, al ser plantas altas, se los coloca en un segundo plano en toda clase de orlas, borduras u orillas herbáceas. Así garantizan máxima luminosidad y colorido. El girasol no desea otra cosa que el estímulo del sol. La dicha de la luz le da impulso y movimiento. Nada más anhela que no se le quite ese sol que, al decir de Homero, era un dios que podía con todo. ¡No saben cuánto influye en la vida de las plantas! Gracias a la función clorofílica sacan provecho de una parte de ello pues el sol, por efecto del calor y de la luz, acelera su vida química. ¡Cuánto vendría a cambiar la vida del planeta si se utilizara esa fuerza que por de pronto sólo aprovechan las plantas en una parte mínima! El sol planta cara a la afirmación de valores viejos, a lo apolíneo. ¿Por qué seguir desperdiciando su limpia energía? El intuitivo girasol sugiere el desarrollo de energías alternativas, la idea de construir plantas de energía solar. Hoy, el planeta, el siglo, piden observaciones, hechos, equilibrio. El girasol lo aporta. Seguir las sendas del sol parece una gran cosa.>> (1) Texto de Ignasi Viladevall-Palaus publicado en La Vanguardia el 29 de septiembre 2007 |
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09/02/2017