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El coste de la gasolina no para de subir en EE.UU. y en todo el mundo.
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Damas y caballeros:
Hay
épocas en la historia de nuestra nación en las que nuestra propia forma
de vida depende de disipar ilusiones y despertar al desafío de un
peligro actual. En tales momentos, estamos llamados a movilizarnos
rápida y audazmente para sacudirnos de encima la autocomplacencia,
dejar de lado viejos hábitos y elevarnos, con la mirada clara y alerta,
a la necesidad de grandes cambios. Los que, por cualquier motivo,
rechazan hacer su parte, deben ser persuadidos a que se unan al
esfuerzo o pedirles que se aparten del camino. Así es este momento. La
supervivencia de los Estados Unidos de América como la conocemos está
en peligro. Y aún más - si más fuera requerido -, el futuro de la
civilización humana está en juego.
No recuerdo una época en
nuestro país en que tantas cosas parecían ir tan mal simultáneamente.
Nuestra economía está en una baja forma terrible y va a peor, los
precios de la gasolina están aumentando dramáticamente, así como las
tarifas de la electricidad. Se están externalizando los trabajos. Las
hipotecas domésticas están en apuro. Los bancos, las empresas de
automóviles y otras instituciones de las que dependemos están bajo una
presión cada vez mayor. Distinguidos altos cargos de negocios están
diciéndonos que esto es apenas el principio a menos que encontremos el
coraje para realizar algunos cambios importantes rápidamente.
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La crisis del clima, particularmente, está empeorando mucho - mucho más rápidamente de lo previsto.
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Los científicos con acceso a los datos de
los submarinos de la Marina que atravesaban por debajo el casquete
glaciar del Polo Norte han advertido que ahora hay una probabilidad del
75 por ciento de que en el plazo de cinco años el casquete glaciar
entero desaparezca totalmente durante los meses del verano. Esto
aumentará la presión de deshielo sobre Groenlandia. Según los expertos,
el glaciar de Jakobshavn, uno de los más grandes de Groenlandia, se
está deshaciendo actualmente a una velocidad más rápida que nunca,
perdiendo 20 millones de toneladas de hielo a diario, equivalente a la
cantidad de agua usada cada año por los residentes de New York City.
Dos estudios importantes de expertos de la inteligencia militar han
advertido a nuestros líderes sobre las peligrosas implicaciones en la
seguridad nacional por la crisis del clima, incluyendo la posibilidad
de centenares de millones de refugiados del clima que desestabilizarían
naciones en todo el mundo.
Hace apenas dos días, 27 altos estadistas y líderes militares retirados
advirtieron de la amenaza en la seguridad nacional de un “tsunami de
energía” que sería activado por la pérdida de nuestro acceso al
petróleo extranjero. Mientras tanto, la guerra en Iraq continúa, y
ahora la guerra en Afganistán parece que empeora.
Y a propósito de ello, ¿nuestro tiempo se está volviendo extraño, no es
así? Parece que hayan más tornados que los que nuestra memoria
recuerda, sequías más largas, aguaceros mayores e inundaciones récords.
Incendios sin precedentes están quemando en California y en otras
partes del oeste americano. Temperaturas más altas nos llevan a una
vegetación más seca que facilitan los mega-fuegos de la clase de los
que han estado rabiando en Canadá, Grecia, Rusia, China, Suramérica,
Australia y África. Los científicos del Departamento de Geofísica y
Ciencia Planetaria en la Universidad de Tel Aviv nos dicen que por cada
aumento de un grado en la temperatura, las tormentas de relámpagos
aumentarán un 10 por ciento. Y es el relámpago, después de todo, el
principal responsable actualmente de encender la deflagración en
California.
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Como
a mucha gente, a mí me parece que todos estos problemas son más grandes
que las soluciones que hasta el momento se han propuesto para ellos, y
esto me está preocupando. |
Estoy convencido de que una de las razones por las que hemos parecido
paralizados frente a estas crisis es nuestra tendencia a ofrecer viejas
soluciones a cada crisis por separado - sin tomar en cuenta las otras.
Y estas propuestas anticuadas no sólo han sido ineficaces: casi
siempre incluso hacen empeorar las otras crisis.
Con todo, cuando miramos estos tres desafíos aparentemente insuperables
al mismo tiempo, podemos ver uno hilo de rosca común en su
funcionamiento, profundamente irónico en su simplicidad: nuestra
peligrosa sobre-confianza en los combustibles basados en el carbono
está en la base de estos tres desafíos: las crisis de la seguridad
económica, ambiental y nacional.
Estamos pidiendo prestado el dinero de China para comprar petróleo del
Golfo Pérsico para quemarlo de manera que destruye el planeta. Cada
parte de esto tiene que cambiar.
Pero si cogemos un extremo de este hilo de rosca común y tiramos
fuerte de él, todos estos problemas complejos comienzan a desenredarse
y nos encontraremos con la respuesta correcta a todos ellos en nuestra
mano. La respuesta es terminar con nuestra dependencia extrema de los
combustibles basados en el carbono.
En mi búsqueda por genuinas respuestas eficaces a la crisis del clima,
he sostenido una serie de “cumbres de soluciones” con ingenieros,
científicos, y CEOs (Chief Executive Officer, en inglés el encargado de
máxima autoridad de la gestión y dirección administrativa en una
empresa, organización o institución). En esas discusiones, una cosa se
ha puesto claramente de manifiesto: cuando conectas los puntos, resulta
que las verdaderas soluciones a la crisis del clima son las mismas
medidas necesarias para renovar nuestra economía y para escapar de la
trampa de los costes siempre crecientes de la energía. Por otra parte,
son también las mismas soluciones que necesitamos para garantizar
nuestra seguridad nacional sin tener que ir a la guerra en el Golfo
Pérsico.
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¿Qué
pasaría si pudiéramos utilizar combustibles que no son caros, no causan
contaminación y son abundantemente disponibles aquí mismo, en casa? |
Tenemos tales combustibles. Los científicos han confirmado que cada 40
minutos llega suficiente energía solar en la superficie de la Tierra
para cubrir el 100 por cien de las necesidades energéticas de mundo
entero durante un año completo. Agarrar apenas una pequeña porción de
esta energía solar podría proveer de electricidad a toda América.
Y bastante energía eólica sopla a través del pasillo de la región
central de EE.UU. a diario también para hacer frente al 100 por ciento
de la demanda de electricidad de los EE.UU. La energía geotérmica, es
asimismo capaz de proporcionar enormes fuentes de electricidad para
América.
La manera más rápida, más barata y mejor de comenzar a usar toda esta
energía renovable está en la producción de electricidad. De hecho,
podemos comenzar ahora mismo a usar energía solar, energía eólica y
energía geotérmica para producir la electricidad para nuestros hogares
y negocios.
Pero para convertir este emocionante potencial en una realidad, y
solucionar de verdad los problemas de nuestra nación, necesitamos un
nuevo comienzo.
Por eso es por lo que estoy proponiendo hoy una iniciativa estratégica
diseñada para liberarnos de las crisis bajo las que estamos sumidos y
recuperar el control de nuestro propio destino. No es la única cosa que
necesitamos hacer. Pero este desafío estratégico es el eje de una nueva
y audaz estrategia necesaria para reenergizar América.
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Desafío
hoy a nuestra nación a comprometerse a producir el 100 por ciento de
nuestra electricidad de energía renovable y realmente limpia de
fuentes de carbono en el plazo de 10 años. |
Esta meta es realizable, alcanzable y transformadora. Representa un
desafío para todos los americanos - de cada clase social: para nuestros
líderes políticos, empresarios, innovadores, ingenieros, y para cada
ciudadano.
Hace algunos años, no habría sido posible hacer público tal objetivo.
Pero esto es lo que ha cambiado: las actuales notables reducciones de
costes que comenzaban a ocurrir en la energía solar, eólica y
geotérmica - junto con los dramáticos aumentos de precios recientes del
petróleo y el carbón - han cambiado radicalmente la economía de la
energía.
Cuando fui al congreso por primera vez hace 32 años, escuché a los
expertos dando testimonio de que si el petróleo alcanzara nunca los
US$35 por barril, las fuentes de energía renovables llegarían a ser
competitivas. Bien, hoy, el precio del petróleo está sobre los US$135
por barril. Y, seguro, miles de millones de dólares de nueva inversión
están fluyendo para el desarrollo de la energía térmica solar
concentrada, de la fotovoltaica, de molinos de viento, de plantas
geotérmicas, y de una variedad de nuevas maneras ingeniosas de mejorar
nuestra eficacia y de conservar energía actualmente perdida.
Y como la demanda de energía renovable crece, los costes continuarán
bajando. Déjeme darle un ejemplo revelador: el precio del silicio
especial usado para hacer las células solares era recientemente de
US$300 por kilogramo. Pero los más nuevos contratos tienen precios de
hasta sólo US$50 por kilogramo.
Ustedes ya lo saben, lo mismo sucedió con los chips de ordenador -
también hechos con silicio. El precio pagado por la misma función baja
el 50 por ciento cada 18 meses - año tras año, y eso ha sucedido
durante 40 años seguidos.
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