Noviembre, 2008.- El Día de No Comprar Nada se enfrenta al colapso financiero. De repente, nos quedamos sin dinero y, para evitar derrumbes, bombeamos rápidamente liquidez de nuevo dentro del sistema bancario. Pero detrás de nuestra crisis financiera, una crisis mucho más siniestra asoma: estamos funcionando fuera de los límites de la naturaleza… peces, bosques, agua dulce, minerales, suelo. ¿Qué vamos a hacer cuando las fuentes de estos recursos vitales se agoten?
Hay solamente un camino para evitar el colapso de este experimento humano en nuestro planeta Tierra: tenemos que consumir menos.
Esto implica un cambio de perspectiva masivo, un cambio de mentalidad planetaria. Puedes comenzar a mover ficha no comprando nada el Día de NO COMPRAR NADA. Y seguir celebrando la Navidad de forma diferente este año, y por Año Nuevo, hacerte la proposición de cambiar tu forma de vida. Es ahora o nunca. Tírate a la piscina Ya que el planeta empieza a calentarse, es quizá hora de mojarse. Toma el desafío personal de quitarte de encima tu tarjeta de débito, tus tarjetas de crédito, tu cartera de dinero, y mira lo que sientes optando por estar totalmente fuera del equipo de los consumidores, incluso si solamente lo haces durante 24 horas. Millones de personas han hecho esto antes que tú y han sido recompensados con una visión de un cambio de vida. Mientras estás en este estado de embriaguez supra-consumo, ¿qué mejor momento para mostrar las verdaderas alternativas al consumo desenfrenado y llevar tu espíritu del Día de No Comprar Nada (Buy Nothing Day, en inglés) por las calles?
Algunas propuestas:
1.- Recorte de tarjetas de crédito: los voluntarios se colocan en un centro de compras con un par de tijeras y una mesa que ofrece un servicio simple: para poner fin a los tipos de interés excesivos y a la acumulación de deudas, opte por un definitivo corte.
2.- La caminata del zombi: muertos alegres vagan alrededor de los centros comerciales, maravillándose de las expresiones en blanco, de las miradas comatosas de las caras de los compradores. Los zombis están felices de encontrarse entre su propia clase, aunque son algo despectivos con los que todavía no han comenzado a descomponerse.
3.- La conga en un centro comercial: esta actividad tiene la ventaja de ser probablemente la más desconcertante para el personal de seguridad. Tú y nueve de tus amigos más cercanos conducís silenciosamente vuestros carros de compras en una larga fila, de conga, inexplicable, sin realmente comprar nada. Pánico a las fiestas navideñas: 3 niveles de acción Los líos de las listas, las aglomeraciones, las colas delante de las cajas... Este año vive la alegría del Día de No Comprar Nada mientras vuelves a descubrir cómo la gente era feliz antes del advenimiento de los grandes almacenes. Intenta abordar nuestros tres grados de una Navidad de No Comprar Nada –tres maneras de emprender un proyecto para traer de nuevo un pedacito de autenticidad a las más grandes y seculares tradiciones religiosas del mundo.
Principiante: ponte por encima. Comienza por ti. Olvida los montones de regalos: come, bebe y excúsate alegremente del festival anual de la avaricia. Limita tu donación a los abrazos y a las risas. Deja saber a todos qué significa este negocio repartiendo “Vales de Exención de Regalos en día de fiesta” (aquí tienes un ejemplo para descargarte gratuitamente) –una forma de decir que quieres a tus seres amados y los exhimes del gancho del reparto de regalos.
Intermedio: Manténlo en la familia. ¿Este año, por qué no juntar a tus amigos, la familia y los compañeros de clase para desafiarlos a hacer las cosas diferente? Con el más simple de los planes puedes crear nuevos ritmos, propósitos y significado para los días de fiesta. Y si No Comprar Nada por Navidad es demasiado extremo para la abuela y los niños, intenta quizás Comprar Menos por Navidad. O una Navidad de 100 €. O una Navidad de Re-Regalar. O una Navidad verde. O una Navidad de Desaceleración. Lo que tú decidas, aprovecha la estación para reclamar nuestra celebración del monopolio de fuerzas comerciales.
Avanzado: Llévalo a las calles. Reparte la alegría y las sanas alternativas del estas fiestas llevando el Día de No Comprar Nada a tus centros comerciales locales y grandes almacenes. Junta a un grupo de Papa Noel meditando –los “Zenta Claus”– para ofrecer gratuitamente a los compradores estresados sopa, café, un lugar para reclinar los pies y (lo más importante) algunos trucos amistosos para desacelerar durante los días de fiesta. O ponte una máscara de Jesús, envuélvete con una sábana vieja y camina a cámara lenta como Jesús para entretener a las muchedumbres de los días de fiesta. Es una acción absurda, sin confrontación, que plantea una pregunta importantísima para esta época: “¿Qué compraría Jesús?” |