Informe de la Sostenibilidad en España 2010

España acaricia el cumplimiento del Protocolo de Kioto en emisiones artificiales de calentamiento global, un objetivo que parecía inalcanzable. Los malos datos socioeconómicos contrastan con algunas mejoras de los indicadores ambientales, pero sin confirmar el inicio del cambio de modelo productivo y energético Se producen mejoras en indicadores ambientales principales y no sólo por la crisis económica, en materia de agua, aire, energía y residuos, pero persisten severos impactos sobre el Territorio y el capital natural El OSE alerta de que el suelo clasificado como urbanizable en áreas urbanas casi duplica la ciudad existente, según el planeamiento urbanístico

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Portada del Informe de Sostenibilidad 2010 de España.

Madrid, marzo de 2011. Aunque la situación ambiental en España sigue reflejando déficits estructurales a través de numerosos indicadores, se producen mejoras positivas en un conjunto de indicadores ambientales esenciales y no sólo por la situación de crisis económica y reducción de actividad, ya que se empiezan a notar mejoras como resultado de procesos de mayor ecoeficiencia y de las políticas.

 

Ésta es una de las conclusiones principales del nuevo informe anual del Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE) Sostenibilidad en España 2010. Agua, energía y residuos registran en esencia una clara tendencia positiva; las aguas de baño de muy buena calidad fueron aumentando en 2009 hasta alcanzar, en el caso de las aguas de baño marinas, el 89%; se alcanzaron los objetivos marcados en la Directiva 2004/12/CE relativa a los residuos de papel-cartón y vidrio; y también se cumplieron en 2009 los objetivos del PER 2005-2010 para la mayoría de tecnologías de origen renovable, con una importancia creciente para la electricidad renovable en un proceso continuado de electrificación.

En cuanto a las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) los datos señalan por primera vez que España acaricia el cumplimiento del Protocolo de Kioto para la reducción de gases artificiales de efecto invernadero, (rondando el 120% en 2010, frente al 115% del objetivo establecido) un objetivo que parecía inalcanzable. Además, en plena crisis económica, mejoran los sistemas de gestión ambiental, al tiempo que aumenta el compromiso empresarial por la responsabilidad social y la sostenibilidad.

Pero el territorio sigue mostrando riesgos de insostenibilidad ya que persisten severos impactos, a pesar de la “ralentización” de la expansión urbana descontrolada (urban sprawl) y la falta de medidas efectivas de planificación y ordenación.

Los indicadores de territorio advierten además de que España tiene suelo clasificado con alguna figura de urbanizable, para un potencial desarrollo urbano, de casi el doble de la ciudad existente. Este informe del OSE contiene una abundante e importante información sobre la cuestión territorial y urbana al disponer de información actualizada de los procesos de artificialización y ocupación del suelo, con datos del proyecto europeo Corine Land Cover, así como los datos del Sistema de Información Urbana y los análisis del mercado local de vivienda.

El OSE no deja de insistir en este informe al igual que lo ha venido haciendo en informes anteriores que los análisis de los procesos de sostenibilidad realizados ponen de manifiesto con suficiente conocimiento los elementos claves para abordar un cambio estructural de los modos de producción y consumo y para salir reforzados de la crisis con una economía sostenible. Gracias a estos informes seguimos sabiendo lo que pasa y puede pasar, e incluso las opciones alternativas para avanzar significativamente en calidad ambiental y en sostenibilidad con procesos de producción y consumo más eficientes y racionales.

Emisiones en 2009 frente a 2008 donde se aprecia que disminuyeron en 2009 en un 16,2 % respecto a 2008 por efectos de la crisis socioeconómica.

El OSE, con sede en la Universidad de Alcalá, presenta en su nueva entrega del informe anual Sostenibilidad en España 2010 una batería de más de 100 indicadores divididos en 19 capítulos; cada indicador viene expuesto con su definición, situación y evaluación (a modo de conclusión).

Los datos se presentan mediante textos y numerosos gráficos, figuras y mapas que van desde el ámbito nacional al regional y, en algunos casos, local. Todos los recursos del informe, ya sean textos y gráficos pueden descargarse en alta definición para imprimir desde la página de Prensa del OSE. La primera parte del informe anual incluye una Evaluación integrada en la que se resume los principales datos de indicadores y se hacen propuestas para mejorar la sostenibilidad de España. La Evaluación expone 10 Proposiciones para la sostenibilidad y el desarrollo, por el cambio de modelo productivo para una economía sostenible.

1) Aprovechar la crisis sistémica como oportunidad para impulsar el cambio necesario de modelo de producción y consumo de forma sostenible.
2) Una nueva economía basada en principios ecológicos que sea capaz de generar nuevos yacimientos de “empleo verde”
3) Introducir procesos “inteligentes” en modos de producción y de comportamiento social.
4) Reforzar la nueva economía social o economía solidaria, y las nuevas formas de hacer empresa responsable, como oportunidades en un mundo globalizado y en un contexto de crisis
5) Funcionalmente ajustada a los límites y capacidades de los ecosistemas justamente valorados por el mercado
6) Apostar por una nueva y mejor fiscalidad. No habrá más sostenibilidad sin mejor fiscalidad
7) Avanzar hacia otra forma de medir el bienestar, como el modelo proyecto de la OCDE sobre la medición y Promoción del Progreso de las Sociedades
8) Una profundización del marco normativo existente para avanzar hacia la economía sostenible
9) Una Contabilidad Nacional que integre las cuentas económicas y ecológicas puede desempeñar un papel útil al ofrecer un marco y unos procedimientos de estimación de los datos ausentes para la toma de decisiones
10) Desarrollar nuevos indicadores capaces de medir la sostenibilidad del nuevo modelo productivo.

Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) por Comunidades Autónomas en 2009. Índice respecto al año base (1990=100).

El Director Ejecutivo del OSE, el economista Luis M. Jiménez Herrero, destaca en la presentación de la obra que “una serie de indicadores básicos de carácter estructural y de contenido estratégico vienen evolucionando favorablemente en los últimos años”. Algunos de ellos son:

• El cumplimiento de los compromisos del Protocolo de Kioto ahora está mucho más cerca

El responsable del OSE, y de su informe anual, remarca en este sentido “la disminución continuada de las emisiones de GEI (Gases artificiales de Efecto Invernadero) en 2009, lo cual suponía un aumento del 128% sobre 1990; por lo que si se tienen en cuenta las estimaciones de reducción para 2010, “nos situamos en un entorno próximo al 120%, con lo que el cumplimiento de los compromisos del protocolo de Kioto (115%) ahora están mucho más cerca, cosa que hace cuatro años parecía un objetivo inalcanzable”.

• Variaciones de tendencias sin cambios estructurales en una transición hacia un modelo sostenible de desarrollo

Jiménez Herrero sentencia que “a finales de 2010 se atisban algunos síntomas de superación de la fase recesiva que ha producido un grave deterioro de las condiciones económicas y sociales, pero que también ha permitido cambiar algunas de las tendencias más insostenibles del modelo anterior y del periodo expansivo, propiciando coyunturalmente una mayor sostenibilidad ambiental” que habrá que consolidar mediante cambios estructurales.

Jiménez Herrero resalta que “las ganancias netas de sostenibilidad ambiental se deben en gran parte a los efectos de la menor actividad productiva y la bajada del consumo, pero también se empiezan a notar mejoras de ecoeficiencia que van propiciando lentamente un cambio del „metabolismo‟ económico para poder aspirar a una nueva economía sostenible, sin olvidar el impacto positivo que ejercen las políticas ambientales y las estrategias sectoriales en una transición hacia la sostenibilidad”.

En el mismo sentido, Jiménez Herrero señala, en base a los datos de Sostenibilidad en España 2010, que “los descensos de la demanda y de la producción de la energía hicieron que el grado de dependencia energética se situara en el 77%. El aumento de las fuentes renovables, que cumplieron los objetivos marcados por el PER 2005-2010, representó un 9,4% del balance energético en 2009, porcentaje que en 2010 llegó entorno al 12%. También cabe destacar el aumento de la aportación de las energías renovables al consumo bruto de la electricidad, que creció un 18% en 2009 respecto al año 2008 y que se ha situado en el 35% en 2010.

En cuanto a la intensidad energética de la economía, desde 2004 se observa una tendencia descendente con una media del 2,6% anual. En 2009 el valor de la intensidad energética final se redujo un 4,6%, mientras que la intensidad energética primaria bajó un 5,4%, ambos respecto al año anterior.

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Producción de combustibles fósiles y energía nuclear en España y el grado dependencia energética que supone.

Entre los más de 100 indicadores del informe anual Sostenibilidad en España 2010 destacan los que se centran en indicadores básicos y esenciales, como Agua, Aire, Energía y Residuos. Cada hogar consume menos agua al día y genera menos residuos. De diferente forma, se muestran variadas tendencias positivas, aunque la contaminación del aire sigue siendo un problema para la salud pública de las grandes ciudades como consecuencia de una movilidad insostenible. No obstante, en general, los contaminantes del aire se han reducido, al tiempo que se produce más energía de forma limpia especialmente por el crecimiento de las renovables. A pesar de la mejora de algunos indicadores, en España no se está produciendo un claro proceso de cambio del modelo energético aunque todavía muy insuficiente a tenor en particular de la alta dependencia e intensidad energética de la economía con diferenciales importantes con respecto a nuestros socios comunitarios.

El volumen de captación de agua para abastecimiento urbano en España consolida un cambio de tendencia descendiendo hasta situarse en 154 litros por habitante y día, un paso adelante hacia la sostenibilidad. Según los datos anuales disponibles, las emisiones de gases contaminantes se desvían de las tendenciales que nos alejaban del cumplimiento de los objetivos establecidos para el año 2010 por la Directiva 2001/81/CE, sobre techos nacionales de emisión de determinados contaminantes atmosféricos. Los descensos experimentados en el dióxido de azufre (SO2) y amoniaco (NH3) permitieron alcanzar dichos objetivos y acercarnos, en caso de mantenerse el descenso, a su cumplimiento para los óxidos de nitrógeno (NOx) y los compuestos orgánicos volátiles no metánicos (COVNM).

“A todo ello habría que considerar una menor presión momentánea sobre el territorio y el alivio de las tensiones ambientales de los desarrollos urbanísticos (con su alta carga de insostenibilidad), si bien persisten los riesgos por un enorme potencial urbanizable planificado, además de seguir provocando severos impactos negativos que afectan a la biodiversidad, los ecosistemas y el valioso capital natural español”, puntualiza el director del OSE.

• Nuevos datos descubren que la tasa de artificialización de suelo de la fase expansiva, entre 2000 y 2006, fue de 3,37 ha/hora, más de tres campos de fútbol cada hora, superando las estimaciones realizadas hasta la fecha.

Las zonas artificiales en la fase fina del periodo de expansión económica son las que han experimentado un crecimiento más fuerte debido a la presión de los procesos inmobiliarios y la extensión de las redes de infraestructuras. Sostenibilidad en España 2010 descubre por primera vez que el ritmo de crecimiento en el periodo 2000-2006 fue más acelerado y se duplicó respecto al periodo anterior 1987-2000, como consecuencia de la importante actividad de la construcción y el urbanismo acelerado. La tasa de artificialización fue de 3,37 ha/hora entre 2000 y 2006, más de tres campos de fútbol cada hora.

Entre 1987 y 2006 las superficies artificiales crecieron un 51,87%, es decir 347.500 ha respecto a la cifra del año 1987. Eso supone una media de crecimiento anual de 18.300 ha en el periodo 1987-2006. Esa misma media en los últimos seis años del análisis (2000-2006) es de 29.500 ha, es decir, más de un 60% sobre la media de todo el periodo. El ritmo de artificialización del suelo entre 2000 y 2006 se acelera, marcando claramente un fuerte periodo de expansión urbana, y alcanzando las 3,37 ha por hora, lo que duplica ampliamente la tasa de aumento del período 1987-2000. El análisis de las áreas artificiales y sus respectivos cambios en los tres períodos analizados: 1987-2000, 2000-2006 y 1987-2006, y muestra que en el primer período de 13 años, la extensión de superficie artificial creada ascendió a 170.400 ha, casi la misma cifra que la del segundo periodo de tan solo 6 años, 177.000 ha. Es decir, el ritmo de crecimiento se ha duplicado en el periodo 2000-2006 respecto al periodo anterior de análisis 1987-2000.Todo este proceso de artificialización ha tenido una gran incidencia en las zonas costeras, especialmente en la franja prelitoral de los diez primeros kilómetros, que ahora se encuentra ralentizado por la crisis inmobiliaria, siendo la ocupación prelitoral el 30% del total de la superficie artificializada en España.

El ritmo de artificialización del suelo entre 2000 y 2006 se ha acelerado. La urbanización ha avanzado a un ritmo de 3,37 hectáreas por hora. Foto: Fundación Tierra.

• Sigue clasificada una cantidad de suelo para el potencial desarrollo urbano que casi duplica la ciudad existente en las áreas urbanas, según el planeamiento urbanístico vigente

Si se analiza la distribución de la clasificación del suelo en las áreas urbanas españolas se observa el gran peso que tiene el suelo urbanizable delimitado o sectorizado para el desarrollo urbano. Ésta asciende al 60,32% respecto a la ciudad existente, y si se llegara a incorporar al proceso de desarrollo, el suelo urbanizable no delimitado o sectorizado alcanzaría el 87,09%, casi la duplicación de zonas urbanas. Esto supone un modelo extensivo, en algunos casos, difuso, y en todo caso, despilfarrador de suelo y de los recursos naturales, en particular energéticos, además de “no hacer ciudad” e ir en detrimento de la calidad de vida, la habitabilidad y la sostenibilidad urbana y territorial.

En España hay más de 1.671 millones de metros cuadrados edificables en el suelo urbano no consolidado y urbanizable delimitado o sectorizado en las áreas urbanas, de los cuales 1.114 millones se encuentran en unidades o sectores de uso predominante residencial (66,66%). Esta inmensa bolsa de edificabilidad prevista supondría, de ponerse en carga, añadir varios millones de viviendas de obra nueva al parque de vivienda vacía.

• A escala local, las caídas de los precios de la vivienda no han sido uniformes reforzando diferencias sociales entre los distritos de las ciudades

Cuando se analiza la situación de la vivienda, a través de la implantación de los precios en los mercados locales de vivienda, se muestra la existencia de mosaicos de precios homogéneos, cada vez más divergentes entre sí, lo que hace que exista una jerarquía claramente estratificada. Esto supone el confinamiento de las clases sociales en un espacio social segregado, una evolución insostenible en el conjunto de la ciudad.

• A pesar de la caída de los precios de la vivienda y los bajos tipos de interés persisten las dificultades de acceso a la vivienda. Fuerte desproporción entre precio de la vivienda y los salarios

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Estructura de la producción eléctrica (%) por fuentes de energía. Año 2009. Se observa que las renovables superan la de origen nuclear.

A pesar de la dureza de la crisis inmobiliaria en términos de pérdida de empleo y del desplome de las viviendas iniciadas, la variable central del sector de la construcción, los precios de la vivienda, siguen sin bajar de forma adecuada. Esta resistencia a la baja dificulta el ajuste del sector y su reconversión hacia unas dimensiones sostenibles que favorezcan el paso a actividades de un mayor valor añadido, mayor intensidad en conocimiento y menor impacto ambiental como generadores de bienestar para la población española.

Para vender el casi millón de viviendas que pesan sobre los balances de las inmobiliarias y de los bancos hubiese sido necesario una caída de los precios de aproximadamente el 30%, pero apenas se ha ejecutado una rebaja del 17% desde el comienzo de la crisis. Todo ello sin olvidar que dichas caídas implican una pérdida de valor del capital inmobiliario de las familias que en muchos casos es ya muy inferior a las hipotecas que soportan.

• Para salir de esta insostenibilidad sistémica es necesario avanzar hacia una nueva economía basada en principios ecológicos que sea capaz de generar nuevos yacimientos de empleo verde.

Los sectores emergentes como las nuevas tecnologías de la información y comunicación, la renovables, el transporte sostenible, el turismo sostenible, la rehabilitación eco-energética a gran escala la agricultura ecológica o la economía de la biodiversidad, tienen una gran potencial en la generación de empleo de calidad y estable. En España se ha pasado de unos 158.500 puestos de trabajo relacionados con el medio ambiente en 1998 a alrededor de 531.000 en 2009, lo que supone un incremento del 235%. El empleo en el sector ambiental en España representa hoy un 2,62% de la población ocupada.

• El desequilibrio regional existente también queda patente cuando se comparan los datos de las “balanzas de carbono” y de producción y consumo de energía eléctrica

Una primera aproximación, de forma simplificada, para un análisis territorializado de las “balanzas de carbono”, es decir, comparando absorción y emisión de carbono de las CCAA, que aunque se trata de un fenómeno global que no permite establecer un “saldo neto” en sentido estricto, nos ofrece una visión mas ajustada a la necesidad de adaptación y la urgente reducción de las emisiones que debe llevarse a cabo a nivel regional, especialmente, en los llamados “sectores difusos”.. Así, se observa que las CCAA que emiten menos en relación con su PIB se caracterizan por ser las que más energía eléctrica consumen en relación con la que producen, siendo además las que cuentan con un mayor número de empresas registradas.

En relación con los resultados obtenidos respecto al balance de carbono de las CCAA hay una gran diferencia en cuanto a quien fija CO2 y quién lo emite. En algunas CCAA el CO2 total fijado por la parte aérea y radical de las masas forestales es inferior al 10% del CO2 emitido, tal y como ocurre en Comunidad Valenciana (2,4%), Comunidad de Madrid (4,5%), Andalucía (5,9%), Castilla la Mancha (6,5%) y País Vasco (6,7%). Destacan en contrapartida Castilla y León (41,9%), Extremadura (44,9%) y La Rioja (54,9%).

Las CCAA que más emiten son Andalucía, Cataluña y Castilla-La Mancha, y las que menos La Rioja, Extremadura y Murcia. Cuando se tiene en cuenta la superficie de las CCAA y se calcula el balance neto de CO2 en relación a la superficie, Madrid y el País Vasco son, con diferencia, las CCAA con más emisiones de CO2 por unidad de superficie. Las que menos emiten cuando se tiene en cuenta su superficie son Extremadura, Castilla y León y La Rioja.

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Emisiones de Gases de Efecto Invernadero  (GEI) en España (1990-2009) y la UE (1990-2007). Índice respecto al año base (1990=100).

En cuanto al saldo de las balanzas de energía, en todas las CCAA el descenso de la demanda se situó entre el 4 y 5% inferior al año anterior, aunque en el conjunto de los sistemas extrapeninsulares (Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla) el descenso fue más moderado. Los saldos de intercambios de energía eléctrica entre CCAA e internacionales indicaban que en el año 2009 la Comunidad de Madrid fue la comunidad autónoma con el mayor saldo de intercambio importador (28.815 GWh), lo que significa que demandó (30.528 GWh) mucha más energía eléctrica de la que generó (1.714 GWh). País Vasco (6.765 GWh), Cataluña (5.642 GWh), Comunidad Valenciana (3.325 GWh), Cantabria (3.003 GWh) y Andalucía (706 GWh) también fueron importadoras de energía eléctrica. Como regiones exportadoras destacan Castilla-La Mancha (-11.951 GWh), Extremadura (-11.014 GWh) y Castilla y León (- 10.726 GWh).

• La gestión integral del riesgo de inundación es una actuación estratégica clave para la sostenibilidad territorial

El impacto del cambio climático sobre las inundaciones constituye una de las principales incertidumbres, sobre todo en las regiones mediterráneas. En ellas existe un gran riesgo de “crecidas relámpago”, sobre todo en pequeñas cuencas, debido a precipitaciones torrenciales de carácter convectivo. En este contexto, se considera probable un escenario de aumento de la variabilidad climática y de los eventos extremos, que podría suponer un régimen climático de mayor torrencialidad.

Las zonas vulnerables a las inundaciones se localizan fundamentalmente en las proximidades de los núcleos urbanos. Estas zonas vulnerables han aumentado considerablemente como consecuencia del aumento de la exposición, que a su vez se debe a la expansión de zonas urbanas, infraestructuras y actividades en zonas inundables. Las alteraciones de las redes de drenaje provocadas por las infraestructuras como carreteras también están aumentando las zonas vulnerables.

• La pérdida de biodiversidad, ligada también al cambio climático, entraña fuertes riesgos. Una buena parte de las especies y los hábitats de España se encuentran en estado desfavorable de conservación y uso sostenible

El año 2010 fue declarado “Año Internacional de la Biodiversidad”. El ritmo de pérdida de biodiversidad ha llegado en la actualidad a unos niveles sin precedentes, lo cual altera las funciones de los ecosistemas y los hace más vulnerables a las perturbaciones, menos capaces de recuperarse y menos aptos para proporcionar bienes y servicios a los seres humanos. Las principales causas directas de la pérdida de biodiversidad son los cambios de ocupación del suelo (sobre todo la expansión de la agricultura intensiva, la urbanización y el desarrollo de infraestructuras de transporte), el uso insostenible de los recursos naturales, la contaminación, el cambio climático y las especies exóticas invasoras.

La mayor parte de los indicadores sobre el estado de la biodiversidad a escala global mostraron declives, sin reducciones significativas recientes en la tasa, mientras que los indicadores de presión sobre la biodiversidad mostraron aumentos.

La conservación de la biodiversidad pasa por mantener una superficie mínima de los diferentes ecosistemas y, en determinados casos, un aumento de la superficie actual, así como de su cohesión espacial.

Este texto elaborado por el OSE es una PRESENTACIÓN de la situación de los indicadores de Sostenibilidad en España 2010. Todos los gráficos proceden del Informe. La obra entera puede consultarse en la web de OSE.

 

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09/02/2017

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