En el humano peregrinar vital casi nadie escapa a una experiencia en un hospital, estos santuarios en los que el dolor queda ahogado por sedantes, oxígeno trivalente y el toque justo de profesionalidad de personas que les ha motivado aprender sobre el funcionamiento de nuestro organismo fisiológico. La sanidad pública es uno de los logros sociales más importantes conseguidos por una pequeña parte de la humanidad, pero que debería ser un Derecho Humano Universal real. Tener un sistema de sanidad público competente e ilusionado es aceptar que todas las personas somos iguales cuando uno sufre algún desarreglo vital. Y sin embargo, lo que nos parece casi una normalidad es algo exclusivo de la llamada sociedad del bienestar. Centenares de millones de persones no saben nada de eso y nadie les dará un calmante cuando sufran de unas almorranas.
Autores: Bosch de Jaureguízar, Esteve ; Patsí i Aracil, Òscar
Editorial: Plataforma Editorial
Colección: Testimonio
Formato: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-15115-51-9
Páginas: 162
Precio: € 16.00
Todos podemos explicar anécdotas como pacientes de un hospital. A alguno se le han dejado unas tijeras dentro de la panza, a otro le han salvado la vida con un simple corte preciso en la garganta y otra simplemente se ha enamorado de su asistente sanitario porque se sentía en la gloria, cuando únicamente, esta persona hacia su trabajo con ilusión y compromiso. La tele ha hecho muchas series en los que los protagonistas son los doctores. Pero, como dice el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, el Dr. Vilardell, “el llamado acto sanitario precisa de preparar la escena, algo que en la mayoría de los casos es un trabajo invisible, pero que realizan personas comprometidas y profesionales. La visión de este mundo hospitalario por parte de actores secundarios es muy importante porque ven cosas que los protagonistas principales no ven”. Este es el objetivo de un documento testimonial titulado Hospitalia doble malta.
Este es un blog de ecología, pero también son páginas para celebrar la vida, para compartir los gozos y también la indignación. Así que unos amigos trabajadores invisibles de hospital hayan sacado punta a sus lápices y nos hayan compartido en un libro sus experiencias cotidianas con humor, poesía y una cierta dosis de transgresión es algo para celebrar. Los autores de Hospitalia doble malta nos muestran el universo visto desde las personas invisibles de los hospitales con los lienzos del realismo, personas que han aprendido y por vocación limpian el culo del que le fallan sus esfínteres o que te llevan para hacer unas pruebas al laboratorio o levantan tu cuerpo de la camilla cuando este ha sido abandonado por el alma inmortal.
El libro se anuncia como un testimonio especial donde “los autores, uno celador y otro que había ejercido como tal y ahora es fisioterapeuta, cuentan sus experiencias en el desarrollo de su labor en un gran centro sanitario de Barcelona. Historias conmovedoras, en ocasiones hilarantes, donde no faltan los pacientes, sus familiares y todos los estamentos sanitarios. Los celadores, cuya actividad es poco conocida y aún menos reconocida, se encargan, entre sus muchas tareas, de la atención integral de los enfermos, de su movilidad e higiene, del traslado de las muestras de laboratorio o de la retirada de los cadáveres, lo cual les permite poseer una perspectiva tan rica como peculiar de la vida en un hospital. Porque siempre que alguien necesite algo urgente, ya se trate de oxígeno, de agua o de consuelo, allí estará un celador”.
A mi personalmente, me ha enganchado desde el principio. Otra curiosidad es que se trata de un libro a cuatro manos: las dos fisiopoéticas de Esteve Bosch de Jaureguízar y las coloreadas de Óscar Patsí (autor también de La revolución de las mariposas). Hospitalia doble malta engancha porque cada anécdota tiene un doble punto de vista (doble ración) que hace que entre ambos uno quede tocado por un sentimiento de comprensión singular respecto a lo que podría ser visto como algo simplemente anecdótico.
La destrucción de la sanidad pública debe ser contestada de forma contundente. Hospitalia doble malta es un viaje al centro de la sanidad pública cuando todavía estaba llena de ilusión...
Patsi dixit: “ a las cinco cicuenta y cinco, sin previo aviso el suministro eléctrico se interrumpió y los respiradores automáticos dejaron de funcionar, las luces de emergencia se encendieron y puede verlas. Coreográfica directa al corazón. Nueve siluetas atravesaban las tinieblas con pequeños saltos, en silencio y al unísono. Sin atropellos. Nadie tropezó con nada, no escuché ninguna orden, ni palabra alguna ni un grito. Todas las gacelas encontraron su lugar en la oscuridad”.
Bosch de Jaureguízar dixit: “Las primeras horas posteriores a la negociación quirúrgica son las más importantes y por ello a la vez las más tensa, pero allí están las gacelas para ofrecer su sonrisa al corazón rescatado en cuanto abra los ojos, lo que acompañado de su excelsa profesionalidad compone un cóctel ciertamente insuperable…”.
Lo que más aprecio de este testimonio al centro de la sanidad pública es el compromiso poético de sus autores, que se han formado en la más importante de las facultades del planeta, la vida misma. Hay que celebrar que este aprendizaje además lo hayan convertido en un compromiso profesional y artístico, a pesar de que en estos momentos la sanidad pública está infectada por el mortal virus del ébola. Su testimonio es una prueba de que a pesar que los corruptos políticos que no han sido atendidos nunca en un hospital público -porque rechazan la igualdad ciudadana- quieran cargarse el sistema y la ilusión que ya dinamitan sin comprensión. Esteve (fisioterapeuta) y Òscar (celador) ofrecen la visión del celador (oficio que ambos han compartido), pero también de la del fisioterapeuta. El libro cuenta con la bendición de un doctor comprometido, quien prologando la obra nos invita a realizar un viaje que deseamos no deje de ser historia.
La destrucción de la sanidad pública debe ser contestada de forma contundente (recordemos que los países intervenidos por el FMI lo primero a lo que les obligan es a desmontar la sanidad pública y entonces la esperanza de vida de sus habitantes cae entre 5 y 10 años) como lo sería la segregación racial si se diera (y que muchos están atiando desde la xenofobia, etc.). Por eso, la obra de Bosch y Patsí es importante y si estás indignado por los recortes sociales tómate la doble malta de Hospitalia y luego con este chute sal a la calle y acompaña a los sanitarios que están protestando por los recortes en defensa de la igualdad sanitaria, en definitiva por la esperanza de vida que nos quieren quebrar.
No vale sólo con indignarse advierte Bosch de Jaureguízar “porque mañana amanecerá un nuevo día y la puerta de urgencia se colapsará seguramente a media tarde y los pasillos seguirán con su incesante circulación de sillas de ruedas, camillas y camas… “, por eso “todo lo irremediable ocurre, lo esencial no tiene mérito pero es fundamental para sobrevivir”. Desde esta tribuna expreso mi agradecimiento al compromiso de estos celadores; aunque como dice Patsí “hay que joderse pero lo hay que todavía podemos escribir y seguiremos amando porque no hay otro camino, no hay otro camino”.