"Dignaos a hacer algo!, además de indignaros". Este llamado bien podría resumir el puzzle de ideas que plantea el libro del artista Miguel Brieva (Sevilla, 1974) titulado Memorias de la tierra (El otro mundo 2). Un retrato ilustrado y comentado por un extraterrestre que destripa paso a paso la utopía neoliberal desquiciada que nos intentan vender a diario. Una obra llena de ironía y mordacidad que contra todo pronóstico no deprime sino que lleva al lector a cargarse de moral para sobrellevar estos tiempos de destrucción sistemática. El ojo de la portada mirando desde el suelo lo dice claro: "no os asustéis... no os guardo ningún rencor por las cosas tan inexplicables que hacéis... a fin de cuentas, vosotros no sois más que una ínfima parte de mi... sois yo misma". Brieva transmite un punto de vista más que optimista destinado a la toma de conciencia colectiva para que el ser humano sea la circunstancia y la economía el sujeto.
Memorias de la tierra. Obra de Miguel Brieva publicado por Reservoir Books, Random House Mondadori, 2012.
Memorias de la Tierra es una obra que a diferencia de sus anteriores libros ilustrados tiene una fuerte componente ecológica. Como el mismo autor expresa no puede negar la influencia de todas estas informaciones que le van llegando y que a modo de colección personal luego componen los anexos de los capítulos de Memorias de la Tierra. En este sentido el propio autor destaca compartir la visión de los ideales ecologistas expresados en obras recomendables como el manual Cambiar de gafas para mirar el mundo.
Antonio Baños a la izquierda y Miguel Brieva a la derecha en la presentación del libro en Barcelona en enero 2012.
El poder de los pequeños gestos
Memorias de la Tierra es un alegato a incitar a la reacción contra la revolución neoliberal que nos esclaviza y que se ceba sobre el medio ambiente porque saben perfectamente que si abrazamos el retorno a la naturaleza se les acabará el “chollo” con el que nos tiene atrapados. Pero para ello hay que levantarse contra el nihilismo y la sequedad de las ideas y Brieva sorprende con un caudal importante de alternativas posibles "para que dejemos de pensar como el sistema quiere y que nos quedemos con la idea de que el ecologismo puede ser útil si sirve para evitar que caiga el capitalismo". De ahí que exista una ecocracia dedicada a negociar Cumbres del Clima, la cual dicho sea de paso durante décadas o que 20 años no ha hecho ningún progreso real. Luego, algunos en este 2012 pondrán sus "esperanzas" con burladeros como el Rio +20 que tras veinte años tampoco ha permitido avanzar en nada de lo esencial: la lucha contra la desigualdad, contra la pérdida de biodiversidad o contra el aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero.
Memorias de la Tierra apela al parón, a pegar un frenazo en todos los excesos ecónomicos pero también de información y ocio que nos tiene enganchados como a unos yonkis. Un libro que reflexiona sobre la sencillez del vivir y del desapego de lo material recordando que podemos vivir mejor consumiendo menos, viajando menos y centrándonos en lo local porque la droga con que nos alimentan los líderes de la mundialización financiera y de apertura de fronteras es que abracemos lo exótico para perder el sentido de lo propio, de las raíces.
Salirse de la adicción
No hay soluciones fáciles porque somos yonkis del consumo, unos adictos a los que el sistema alimenta con todo tipo de gadgets sorprendentes, viajes low cost, vehículos que hablan o teléfonos que lo identifican todo. Pero todo este arsenal hipnótico no consigue ni nos permite adentrarnos en el corazón de la sensatez lo cual requiere de disciplina y de una gimnasia de la voluntad. Las páginas ilustradas de Memorias de la Tierra tienen esta función de hacernos levantar el espíritu para despejar nuestra inteligencia y estimular nuestra propia creatividad. Lo hace desde la vertiente artística al estilo de la ilustración que bien podría ser una mezcla entre el Dr. Franz de Copenhague del TBO o el profesor Bacterio de Mortadelo y Filemón. Una realidad ilustrada que va más allá porqué en muchos aspectos la realidad supera la supuesta ficción de las elucubraciones artísticas de Brieva.
La página 123 del libro. No lo olvidemos la mayoría somos pobres: productores supervivientes.
Memorias de la Tierra incita a deshacerse de todo lo no necesario, de incitarnos a reflexionar sobre lo que realmente necesitamos para instar a que hagamos una criba entre lo esencial y lo superfluo. Sus páginas podrían ser asimilables a dosis de metadona para una sociedad yonki que vive en una forma de sociedad, el capitalismo, que más bien es una anomalía antropológica aunque siga triunfando como recoge de Prodan Lecrou (2011) "Hoy en día nos resulta más fácil imaginar el total deterioro de la Tierra y de la naturaleza que el derrumbe del capitalismo... puede que esto se debe a alguna debilidad de nuestra imaginación". Aunque sobre esto también el autor advierte que como recoge de Gandi "Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena".
La tierra vista por un provocador
La portada en si misma es una provocación. Uno puede imaginar que está viendo como reconoce Brieva sus propios pies sobre la hojarasca donde un ojo del medio de la tierra nos devuelve la mirada con una rica advertencia "alguna nueva especie, tan bella e inteligente como la vuestra, volverá a tener la oportunidad de hacer las cosas bien..." (pág. 126). Sin embargo, toda la obra es como las notas recopilatorias de un extraterrestre que observa nuestra sociedad con todos sus monstruos para que sepamos ver hasta donde estamos pillados. Sorprendentemente, el narrador es un extraterrestre porque según Miguel Brieva: "Es un personaje que me sirve de nexo entre las historias y al no ser de la tierra, aporta un punto de vista neutral. El extraterrestre estaría en el lugar al que podríamos llegar nosotros si saliéramos de nosotros mismos y nos parásemos a pensar. Una persona sin nuestros tics y nuestros mitos y que puede analizar la sociedad humana como nosotros, por ejemplo, analizamos a las hormigas. Con una neutralidad científica y aséptica. Y a la vez con la capacidad de empatizar con esta especie que somos nosotros". En cada capítulo hay unos anexos con "documentos humanoides" que recopila textos y frases para pensar.
Memorias de la tierra es una recopilación de numeroso material inédito complementado con trabajos publicados durante los dos últimos años en 'El País' y 'El Jueves'. Los neófitos en su obra podrán degustar unas ilustraciones que exageran la realidad para precisamente obligarnos a reconocer nuestra minusvalía para armonizar con el planeta mientras como una panda de desquiciados más bien avanzamos hasta el precipicio final. Aunque el autor es conocido por su poca fe en las instituciones y los medios de comunicación porque son parte del sistema su papel de humorista ha sido complementado con el de moralista en la medida que convierte Memorias de la Tierra en el eco de las voces minoritarias que llevan décadas advirtiendo de la debacle en la que estamos metidos. Un libro en el que la ecología ocupa un espacio central o casi mejor dicho transversal a lo largo de toda la obra. Un lujo ecológico salido de alguien que se considera uno de los ilustradores más sobresalientes de nuestro país.
Un artista comprometido
Miguel Brieva firmando su libro Memorias de la Tierra.
En la presentación de la obra realizada en Barcelona el autor fue acompañado del periodista local Antonio Baños Boncompain, autor de La economía no existe (2009) de quien señaló que el autor de Memorias de la Tierra lleva un mensaje plenamente de izquierdas en el sentido verdadero del término por su compromiso social. Brieva remató su intervención con una frase de Santiago Alba Rico “seamos revolucionarios en lo económico, reformistas en lo político y conservadores en lo antropológico”. Memorias de la Tierra es un libro de estos para tener en la cabecera de la cama y dedicarle los mejores momentos y más tranquilos de nuestro quehacer diario para saborear el mejor diario extraterrestre hasta ahora publicado sobre nosotros mismos.
Miguel Brieva es uno de los diseñadores e ilustradores talentosos que tiene actualmente nuestro país. Combina su trabajo profesional con colaboraciones de tipo social y ahora prepara un libro personal con una editorial pequeña; también toca con el grupo de música Las buenas noches de Sevilla y como persona rebosa vitalidad, lo cual le permite seguir poniendo toda su energía en nuevos proyectos.