Los verdes alemanes es un de los raros
movimientos sociales que nacieron en 1980 fruto de una brutal presión
industrial sobre el entorno. La lluvia ácida, la deplección de la capa
de ozono o el peligro nuclear crearon la base de lo que sería la
irrupción del ecologismo en el mundo político. La ecología de los
políticos verdes desde sus inicios estuvo siempre unida al pacifismo.
La no violencia distinguía a este movimiento y la paz verde era bandera
en sus acciones reivindicativas. Sin embargo, también es cierto, que en
estos últimos años y tras la muerte de una de sus fundadoras, la
emblemática Petra Kelly, fallecida en 1992, los verdes alemanes se han
debatido entre la disyuntiva entre sus raíces idealistas y el
pragmatismo que exige el poder, especialmente, cuando ya lo comparten
de una forma efectiva. La ambición de poder, han modificado sus bases
programáticas y han abandonado el estricto pacifismo que les vio nacer
como partido político hace ahora 22 años.
Durante un congreso
federal, celebrado el 16 y 17 de marzo del 2002 en Berlín, el Partido
Verde alemán aprobó una resolución a favor de su compromiso general de
renuncia a la violencia, pero admitiendo como inevitable el uso de la
fuerza militar en los casos en que ésta se ve legitimada por la defensa
del Estado de derecho y de las leyes internacionales. Con esta
declaración el pacifismo mundial sufre un importante revés puesto que
este era uno de los puntales ideológicos que vieron nacer a los verdes
como partido político.
La asamblea verde bajo la batuta de
su líder y actual ministro de Exteriores, Joschka Fischer también
aprobó la propuesta para que las misiones exteriores del Ejército
alemán sean respaldadas por al menos dos tercios de los diputados del
Bundestag. Lo cierto es que desde la llegada de los verdes al poder el
gobierno alemán ya ha intervenido en conflictos bélicos como los de los
de Kosovo y Afganistán. La presente declaración belicista, aunque bajo
condiciones, no es más que una inevitable consecuencia de la realidad
en la que se encuentra este partido desde que llegó al gobierno.
Con
la retirada del principio ecopacificista de la acción política verde se
derrumba una de los baluartes ideológicos para afrontar los conflictos
humanos en otra esfera que no sea la violencia. Esta pérdida de
identidad puede también ser una amenaza grave para no superar la
barrera del 5% de los votos que les otorgaría representación
parlamentaria en las próximas elecciones alemanas previstas para el 22
de septiembre del 2002.