15 febrero 2002.
Pensar con el agua al cuello es el hábito que caracteriza a nuestra
sociedad. En general, tendemos a tomar las medidas tajantes después de
una catástrofe. El peligro de escasez de agua en la España mediterránea
cada año es recurrente. Sin embargo, acostumbra a pasar que mientras la
sequía se ceba en una región en otra casualmente rebosan por exceso. En
todo caso, el agua fluye al final.
Las autoridades pocas veces
se avanzan en tomar medidas para prevenir la falta definitiva de agua.
El nivel de los embalses es el sensor que activa a la alarma
gubernamental. Sin embargo, las restricciones y medidas preventivas
todavía son poco creíbles. Y no es para menos puesto que en regiones
como Cataluña, mientras se adoptan medidas de urgencia para ahorra agua
no para de autorizar campos de golf. Algunos advierten que se trata de
una actitud cínica. En todo caso, está claro que no se puede predicar
aquello que no se practica. En cualquier campaña educativa esta máxima
debería ser la norma a seguir. El medio ambiente no puede existir sin
una ética humana fuerte.