El molesto tintineo de un móvil y al poco su usuaria bocazas
berreando intimidades profesionales y molestando a todos los pasajeros
del vagón, me ha bloqueado temporalmente el disfrute visual del
trayecto en un Catalunya Express
Barcelona-Figueres. Y es que salir de la ciudad compactada y avanzar
cómodamente por corredores de verdor que se van abriendo en tramos más
largos a cada lado conforme uno se desliza sobre los raíles, es como un
regalo para urbanitas domingueros ecotransportados.
Hoy el objetivo ha sido disfrutar del sosiego que tienen todos los
festivos en casi todos los entornos. Y es que todo está más relajado y,
sorprendentemente, en el tren se nota. Mi vagón va al 10% de ocupación,
lástima. Fuera, cientos de coches quizás realizan recorridos similares
para llegar incluso más tarde al mismo sitio. No me ha costado gran
esfuerzo meter todo mi equipaje rodado en el vagón delantero (el tren
dispone en cada uno de sus extremos de un espacio divino para
bicicletas). Un horno solar ligero, la cesta para el manillar y la
mochila.
En poco más de una hora me he bajao en Caldes de Malavella,
relajado, ya que la bocazas se apeó a medio trayecto todavía pegada al
cacharro, ...curiosamente el verdor hasta ganó en intensidades. Mira
lo que son las cosas que nada más salir de la estación me encuentro con
las puertas y el majestuoso edificio neomozárabe del Balneario de las renombradas Aguas de Vichy Catalán.
Es la primera vez que deambulo por esta población y no imaginaba que
este lugar estuviese a sólo una hora de limpio viaje desde BCN. De
momento, no me he mirado los servicios pero me apunto en la RAM lo
accesible que está el gozo de sus aguas termales. Y es que el nombre de
Caldes viene de eso, de Caldea, aguas calientes, y famosa es la
población por sus servicios terapéuticos acuáticos.
La mañana me
sorprende por su intenso cielo de azul sensacional y sin nubes a la
vista pero con un vientecillo moderado que me ha insuflado doping
alegre a pedales dale que dale. La bici con la que llevo compartida una
parte amplia de mi vida en movimiento desde hace más de 9 meses y que
por cierto todavía no tiene un nombre oficial (aunque en ello ya estoy
pensando), iba cargada hasta los topes, y ambos rumbo a Cassa de la
Selva, a 8 kilómetros en una ruta disfrutona. En esta población del
Baix Empordà se celebra la 4ª Fira d'Energies Renovables, Eficiència Energètica i Construcció Sostenible.
Con este título, un menda quedó seducido inmediatamente, y es que la
curiosidad de conocer y encontrar SOLuciones justifica un viaje, que si
es a pedales y en transporte público, queda bordao, según el prisma
para el disfrute de un domingo sostenible al alcance de cualquier
humano inquieto y sin matricular.
La población también la
conozco por ser el centro productivo de uno de los más eficaces
aislamientos naturales, aparte de la principal materia prima de tapones
para buenos vinos y cavas. El corcho sacado cada 7/10 años del
alcornoque, noble árbol habitual por islas en la región y que fue
industria de primer nivel años atrás, mantiene hoy varias empresas que
suministran planchas de corcho negro aglomerado al sector de la
construcción saludable, además de otros productos. Destaco a la
empresa Hermanos Berná,
por conocer sus calidades de productos y servicio y porque además
me han insinuado que apoya con alegría la ecoferia. La visita al
interesante museo dedicado
a ese bondadoso material natural con sorprendentes propiedades, no la
he podido hacer por falta de tiempo. Se encuentra en Palafrugell, no
muy lejos, pero cerquita de la costa. Lo tengo en mi lista
como pendiente y obligatorio. Si pasas por allá, no te lo
pierdas.
Mi bici sin nombre ha pasado hoy de los 1200 Km. de servicio fiel,
las subidillas de la ruta han sido una prueba interesante para el Rotor
RS3 que le instalaron por ser ambos afortunados de participar en el
proyecto Barcelona +B con Rotor.
Hoy ese mecanismo que ayuda a que el pedaleo sea más sensato y
saludable me ha demostrado que lo lógico siempre es necesario y
poderoso. Subiendo por esa estructura molecular que a uno le
soporta y un poco más arriba, mis posaderas también se han disfrutado
un buen rato sobre el sillín Duopower, ese que no me toca los ...piiiiiiiiiii...
Un olor inconfundible a chistorrilla me da la bienvenida y siguiendo
su rastro, no por motivos gastronómicos, llego a la zona donde el
cocinero solar local Oriol, tiene tras la valla a numerosos seguidores,
algunos sorprendidos por el despliegue de 4 hornos 30º/60º y una cocina
parabólica solar. Otros por el apetito de zamparse quizás su primer
pincho preparado por la energía llegada en un fascinante y cósmico
viaje de casi 150 millones de kilómetros. ¡¡Aviso a Ksoler@s
= usuarios de la cocina solar parabólica Ksol¡¡ Oriol al marchar me
muestra su peculiar sistema de transporte de una Ksol 12 sobre la baca
en el coche, aprovecha el soporte como base estable para colocar el
parabol hacia abajo y con cutro elasticos listo. Lo cierto es que llevo
mas de 20 viajes con Ksol en baca y nunca se me ocurrió. Moverse
atento por el mundo más sostenible, siempre tiene premio.
No
tardo en situar el nuevo horno que tengo el gusto de disfrutar hoy, un
Ulog Light adquirido por la Fundación Terra hace unos meses y que dará
que hablar. En su interior medio Kg. de patatas se han cocido en un
plis plas. De sus sabores celestiales pueden dar fe un grupo de amigos
que se las han zampao como aperitivo solar a una velocidad digna sólo
de la calidad del tubérculo. Y claro, venir a las ferias ambientales
siempre genera sorpresas, siempre se encuentra algo nuevo. Lo primero
que me he disfrutao ha sido una bombilla de bajo consumo para sustituir
a las empotradas halógenas, completada con un portalámparas aéreo. Me
he comprao una para que la Guerrilla Eficiente lo analice y quizás
planifique próximas acciones.
Una instalación activa de
compostaje me ha emocionao, allá estaba Jordi, maestro en la fértil
gestión de los residuos orgánicos, con su cubo compostero y un
ingenioso termómetro para insertar por los orificios de ventilación y
de esta forma saber como anda el proceso de fermentación aeróbica que
hará que lo que estuvo vivo mantenga nueva vida. En la foto se puede
observar la tolva autoconstruida para hacer una buena criba al compost
obtenido. Jordi anda divulgando el compostaje doméstico en la zona, con
elegancia y una indudable dosis de amor por la tierra y todo lo que se
mueve en ella.
En el stand de Ecohabitar,
esa revista necesaria para estar al día en temas de permacultura y vida
sostenible me he pillao varios libros infantiles vinculados con el
cultivo de alimentos. Bueno uno es meramente artístico y me ha flipao.
Es un bello conjunto de fotografías con las expresiones y rostros
figurados que se pueden llegar a conseguir con las arrugas de los
frutos y unas alubias con puntos negros como fingidos ojos. Me ha
transtornao mi vena creativa. Hay que ver lo simpáticos que pueden
quedar las cabezas de un manojo de puerros. Creo que no tardaré en
hacer prácticas artístico-vegetales y por supuesto, para retratarlas.
En cuanto le eche un vistazo al calendario agrícola y a algunos puestos
fruteros locales...empiezo.
Toda muestra, aunque sea local,
de empresas y organizaciones que trabajan por el desarrollo de la
economía solar, son para mí y simbólicamente en domingo, el práctico
altar donde adorar a los símbolos y estimular las acciones de esa
cultura energética tan necesaria para un futuro positivo.
He aprovechado también para iniciar conspiraciones colectivas entorno a la huelga solar en
la que anda envuelta la Fundación Tierra. Aquí puedes conocer la digna
demanda que mueve a unos ecologistas activistas a desconectar su
instalación solar fotovoltaica de la red eléctrica, todo por exigir
justicia social y reclamar que la revolución solar debe comenzar ya y
sin más dilación.
La tarde se me echó encima y el retorno a
pedales en busca del veloz tren se ha convertido en un trayecto con
ciertos toques divinos, quizás tenga algo que ver que es domingo. Lo
cierto es que esa luz solar que aparece en la caída del sol tras pasar
un mar de nubes y que ilumina los entornos como con un toque de pureza
y brillos dorados, ha convertido a los pedales en alas, y al chasis en
ágil corcel. Yo como jinete solar, pensaba que hasta igual me
encontraba con alguna divinidad, por supuesto pedaleando a mi lado.
Pero
lo mas parecido que he encontrado a una presencia divina y esta
vez referenciada con Eolo, ha sido un viejo molino de viento a la
altura del suelo, en perfecto estado de revista y mirando a la caída de
un sol espléndido. Girando como agradeciendo por la conspiración
compartida entre el brillante astro y la digna maquina me he parao a
retratarlo como seducido por una llamada celestial.
Una vez
entrenao (es decir puesto yo, la bici y el equipaje dentro del tren), y
sin bocazas pegados a móvil alguno en todo el trayecto, entrar en la
ciudad anocheciendo, con poco ruido y casi sin tirar humo, ha bordao un
día auténticamente venerable hacia la diosa sostenibilidad, tan guapa
ella. |