No puedo disimular mi peculiar y urbana pasión bicicletera. Desde la bicicarro del servicio de limpieza hasta Mauro, el afilador a pedales,
son objeto de mi bicidevoción. El verano 2003 inauguró en Barcelona un
servicio de taxi a pedales elegante: el Trixi. De aire aerodinámico, es
una genial adaptación de esos vehículos de tres ruedas y un señor como
motor que bien ilustrado está en los viajes del famoso periodista del
cómic Tintín. Lo cierto es que de los nubarrones berlineses nació el
Trixi que hoy está en varias ciudades europeas alegres, entre ellas
Barcelona. Hace tiempo que quería montarme en un Trixi, pero ir a
pedales todo el día y contento te hace olvidar que hay otras
posibilidades. Hace unos días me encontré con Piero, de profesión
trixista a tiempo parcial, donde el dale que dale a los pedales lo
viene realizando ya por segundo año y ahora de jueves a domingo y
durante la temporada, desde mayo hasta hoy septiembre, todo el verano
al completo.
El Trixi es un híbrido de bicicleta reclinada con apoyo de un motor.
Pesa unos 140 kg, con estructura de plástico y dispone de un motorcillo
eléctrico alimentado desde una batería que ofrece una autonomía de una
hora y que es de gran ayuda para el arranque, las subidas y otras
operaciones que harían fatigoso el pedaleo. Así, pues el arrastre de
humanos con el Trixi es un trabajo como otros pero nada que ver con lo
esclavo. Y otra de sus ventajas laborales es que es un trabajo
simpático si uno gusta de las relaciones públicas como Piero,
arquitecto de profesión y trixista por afición, donde compensa además
la inestabilidad de estos difíciles tiempos laborales. Los dignos
profesionales de esta movilidad ecológica recorren en BCN una media de
unos 40 Km. diarios. Para un usuario quizás lo más interesante es la
especial visión que ofrece el trayecto sobre la ciudad y siempre desde
una posición cómoda.
Para Piero este será su último
día de trixista. Quedamos en la plaza de la Catedral, donde les
permiten tener una parada para reclamo de los turistas. Ante un evento
de estas características no puedo montarme sin la rigurosa sesión
fotográfica para la galería de mi colección de bicicletas curiosas.
Piero maneja con estilo su máquina e igual lo hace con su habilidad de
comunicador, ya puedes imaginar que el recorrido de unos 40 minutos por
las callejuelas del Barrio Gótico se convierten en un placentero
diálogo en el que florecen los conocimientos históricoturísticos de
alguien que gusta de la cultura de este país, que él ha hecho suyo,
después de su adorada Italia. Algunos transeúntes a nuestro paso no
quedan indiferentes y saludan con un simpático y sonoro hola. Los más
jóvenes son los que han quedao más impactaos por el nada ruidoso
vehículo amarillo conducido por Piero.
Durante el trayecto, nos ha contado las vicisitudes propias y del
colectivo trixista. Y de ellas hemos tenido un claro ejemplo, justo
detrás de la catedral, nuestro elegante Trixi ha solicitado permiso de
paso a unos improvisados pallasos-trapecistas callejeros que ocupan el
paso. A uno de ellos le da poor saltar cual sapo pegajoso sobre el
Trixi y saluda a la concurrencia convirtiendo este bici-taxi en parte
de su escenario. Todo se queda en saludos después de recomponernos del
amago de salto que ha intentao pegar el saltimbanqui.
Entramos en la plaza de Sant Felip Neri y mi mirada busca las puertas de la iglesia, en ellas el biciartista Oscar Patsi dejo
su huella en unos acalorados días de verano. Delante de las coloridas
puertas Piero ha parado su máquina y fluye el dialogo mientras el
chorrillo de la fuente central armoniza los rumores urbanos. Cientos de
impactos de bala sobre las paredes del centro religioso denotan que
allí la angustia y el dolor humanos tuvieron intensidades en tiempos ya
lejanos.
Toca el final de nuestro primer viaje de la temporada y que los
Trixis entraran en hibernación.. Y para bordar el biciviaje comodón,
acabamos ruta en el cuartel general trixero. Un local de la Barcelona
suficientemente antigua como para que una de las paredes del mismo sea
muralla romana. Piero ha acabado su temporada de ecotaxista y ya nos
dice que echara de menos la intensidad de sensaciones humanas de su
rodado trabajo y algunas partidas de ajedrez antes y despues de
las jornadas a pedales, en la base junto a sus compañeros, recostado sobre la muralla milenaria propiciada por sus tocayos antepasados.
No hemos tardao en conocer a Gerald, el impulsor del Trixi en Barcelona y
responsable de la flota de 8 vehículos. Mientras nos va contando los
entresijos del mundo Trixi, Piero y sus compañeros van limpiando sus
ecotaxis como cada noche. La conservación de los Trixis obliga a un
mantenimiento preventivo para reducir el riesgo de averías dejando
tirao al usuario. Y es que un medio de transporte tan ecológicamente
moderno debe siempre estar al 100%. Gerald siempre está atento a
cualquier incidencia para salir volao y solucionar el problema: un
pinchazo o una rotura de cadena y es que él y su equipo son expertos
bicicleteros y tienen al bicivehículo dominao.
No ha tardado en trasladarnos el avance de resultados de la segunda
temporada: han aumentado un 20% los pasajeros, y también lo ha hecho el
número de usuarios locales y nacionales, descubriendo un medio de
transporte alternativo, funcional y divertido. Este año han movido a
unos 3600 pasajeros por mes y han aumentado las salidas en grupo para
celebraciones como aniversarios, despedidas de soltero/a... haciendo de
Trixi el medio de transporte limpio más lúdico de la ciudad.
Los Trixis con sus trixistas al manillar y sus biciviajeros han
recorrido 30.000 kilómetros, o lo que es lo mismo un promedio de 25 km
diarios, llegando el más osado de los conductores ha recorrer 46 km en
un solo día.
De aqui a 7 meses los Trixis volverán a tomar la ciudad, si pasas
por su centro no deberías perderte el placer de desplazarte limpiamente
colaborando con un servicio ecológico de primer nivel y siempre
disfrutando de esta ciudad humanizada hasta sus topes.
Felicitaciones no han faltao, y es que el servicio y la movilidad de
los Trixis demuestran que entre peatones, ciclistas y vehículos
limpios, la ciudad se hace más respirable, tranquila, silenciosa,
sorprendentemente humana. |