Comparar una cosa con "agua de borrajas" equivale a
decir que no vale nada. Todo hace pensar que la expresión hizo fortuna
porque la borraja fue durante mucho tiempo una verdura al alcance de
todo el mundo, pero de escasas virtudes nutritivas.
El
botánico y farmacéutico Font i Quer señaló en 1962 que "en muchas
comarcas de nuestro país, las hojas de borraja se dan a los
convalecientes simplemente hervidas con agua y sal, como si fueran
espinacas, aderezadas con un poco de aceite de oliva del más fino" y
añadió: "Tomadas así tienen buen sabor, son de fácil digestión y
ligeramente laxantes". En primavera, aún se encuentran en los mercados
de las zonas del país que, tradicionalmente, las han consumido.
Las humildes borrajas deben buena parte de su
fama a los griegos, quienes les atribuían un gran efecto hilarante, por
lo que pasaron a la historia como "la planta que alegra la mente".
Posteriormente, algunas investigaciones han establecido que estimula la
producción de adrenalina. Con las borrajas, como con tantas cosas,
Italia recogió la tradición de los griegos y se convirtieron en un
clásico relleno para raviolis, papel que después han tomado las
espinacas.
Los buñuelos de borrajas, típicos de Mallorca, son una manera de aprovechar las propiedades de esta planta.
Ingredientes para la preparación
- 6 hojas de borrajas - 2 huevos - 2 cucharadas soperas de harina
- sal marina - aceite de oliva
- azúcar moreno - canela en polvo
Elaboración
(1) Lava bien las hojas de borraja para eliminar
los posibles restos de tierra. A continuación, sécalas con un paño
limpio. (2) Pon la harina en un bol y haz en ella un hueco donde
incorporarás poco a poco los dos huevos batidos con una pizca de sal
marina. La masa debe resultar semilíquida. (3) Reboza en ella las hojas
de borraja de una en una y fríe con cuidado de dos en dos en una sartén
con abundante aceite bien caliente. (4) Escurre las hojas en papel
absorbente y espolvoréalas con azúcar y canela en polvo.
Vuestras sugerencias y otras aclaraciones
* Las mejores hojas, es decir, las más tiernas, son las que crecen a ras del suelo.
* Si son muy jóvenes, las hojas pueden consumirse crudas, aunque su textura es rasposa porque tiene vellosidades.
* También se aprovechan sus flores azules para iluminar cualquier ensalada.