En una burbuja química arriesgada

Química bajo control

Los productos químicos a menudo se lanzan al mercado sin garantías para la salud humana y el medio ambiente. La normativa europea REACH quiere acabar con ello, poniendo orden en la desconcertante industria química o de transformación que donde se utilizan o fabrican unas 40.000 sustancias químicas para fines diversos. Se persigue, como es lógico, aumentar la seguridad de los ciudadanos. En el 2006 se abrirá la Agencia de Productos Químicos en Helsinki y su registro todo el mundo podrá consultarlo, donde se aportarán datos minuciosos de la finalidad de los productos, los mercados donde se gestionan y el perfil de los consumidores. Se comenzará con los productos químicos conocidos anteriores a 1891 y cuya producción sea masiva y su uso universal. En el 2009 se espera que ya estén registradas todas las sustancias químicas producidas o importadas en grandes volúmenes, y todas las sustancias cancerigenas, mutagénicas o que afecten al sistema reproductor. En 2012 deberán estar registradas todas las sustancias químicas consumidas en cantidades pequeñas y en 2017 todas las producidas o importadas en cantidades superiores a 1 tonelada/año.
¿Y que podemos hacer mientras esto va ocurriendo? Lo mejor es aplicarnos en el principio de precaución dejando de consumir todos aquellos productos donde se va conociendo que existen riesgos, lo complicado es que se libran pocos, pero no debemos alarmarnos. Los químicos más frecuentes en casa, en productos de uso habitual, son una fuente de riesgo. Su efecto, aunque sea pequeño, se acumula a lo largo de los años y perjudica la salud. A los pequeños de la casa lo mejor es ayudarles a evitar riesgos con productos que tengan alternativas menos o nada tóxicas. 
Se encuentran tóxicos en los colchones de los bebes; en los quitamanchas; en los envases de alimentos, con el PVC como estrella; en la pintura podemos exponernos al plomo y con el cuero de los zapatos al cromo; todos los electrodomesticos dejan huella, y tambien los comesticos cargados de añadidos. En los muebles de oficina se encuentran abundantes ftalatos y es un riesgo el humo de polímeros en sartenes de teflón, y hasta en el cuarto de baño, con el vapor del cloro del agua y las cortinas y mamparas de baño. En todos nuestros espacios cotidianos acechan riesgos, pero todos se puede aminorar. Si elegimos materiales más nobles y nos informamos de su composición, ya es pequeño gran paso. Debemos saber que todos los materiales y productos de la industria química convencional tienen sus homólogos en la industria de la química dulce y ecológica, donde el empleo de materiales más conocidos y sobre todo menos arriesgados en lo referente a la salud personal y ambiental es la norma.
Volviendo a la normativa REACH, lo que esta en juego es la salud de todos, y para que se apruebe será necesaria la actitud vigilante de los ciudadanos. Lamentablemente, la industria sucia, estará siempre al acecho para defender sus mercancías.