En plena euforia con el sistema de pedaleo Rotor, que ya digo
que va divino, ya he comenzado a contar kilómetros para cumplir con el
objetivo de por lo menos 750 durante un año. Y como son las cosas a
pedales, se ha producido la oportunidad de probar otro desarrollo
revolucionario en la más buena revolucionaria de las maquinas, la bici.
Se trata de un ergonómico y peculiar sillín, el DUOPOWER. Y
por si no fuese suficiente gozo conducir una Dahon con Rotor, ahora un
sillín especial y ergonómico pone la guinda a mí aventura de ciclista
urbano rotorizado y bien sentado.
Resulta que al lado de casa se ha creado otro invento genial para el bien de los usuarios de las dos ruedas. El Duopower
se ha concebido, desarrollado y se fabrica en BCN. Y de aquí al mundo
como una mejora excepcional para las sufridas posaderas, sobre todo de
los biciosos, pero también útil para cualquier amante
romántico del pedaleo. El sillín se ha desarrollado dentro de un
proyecto donde han intervenido diseñadores, ingenieros, doctores
especialistas en biomecánica y un equipo comercial. El fruto de tanto
estudio nació un sillín, del que también dicen que es de utilidad para
desarrollar más potencia en la bicicleta, ya que el apoyo sobre este se
realiza con los ísquiones (las protuberancias óseas de los glúteos),
proporcionando un alto rendimiento y confort, además de evitar todos
los problemas habituales de los ciclistas, en la zona perineodal, en
otras palabras donde está nuestro sensible sistema reproductor en ambos
sexos.
Las ventajas enumeradas por los creadores del sillín son
que con su uso se desarrolla más potencia, que para los profesionales
es una búsqueda continua y para los que no competimos un regalo. Lo
anterior se basa en que el uso del sillín permite ejercer un mayor
control de la bici, tiene una ergonomía del 100%, sirve en cualquier
tipo de bicicleta, para cualquier edad y su bandera es potencia +
control + confort. ¿Alguien da más?. Aunque a mí, ya os lo diré, lo que
me interesa es no cascar esta potencial máquina de crear vida... He
tardado casi nada en sacar el sillín original de la bici, y lo cierto
es que me consumían las ganas de probar tan peculiar asiento. En unos
minutos tenía mi Duopower preparado y ya os digo que es mucha
la sensación visual que causa el ver sobre una barra de sillín gruesa
un asiento mínimo. Pero lo bueno ha llegado cuando mis posaderas han
tomado el lugar y la dureza del asiento se ha convertido en placer. De
todas maneras, el fabricante recomienda hasta 10 días para
acostumbrarse con la nueva silla de montar. En mi caso, sin
embargo, después de un ratillo ya he encontrado el sillín ideal
para mi bici y las mejoras saludables en mis partes bajas. La sensación
de que la terminación de dos huesos simétricos, los ísquiones, soporten
únicamente el peso del cuerpo en el encuentro con la bici es ya de por
sí curiosa, pero la sensación de confort ha sido para mi incuestionable
e inmediata.
Además, consejo dahonero: se acabaron los
ajustes del sillín en el momento de plegar la bici. Con el ahora
anterior, robusto y enorme sillín original era frecuente que topara con
el pliegue del manillar. Pues con el nuevo sillñin de duopower,
resuelto. Dos mejoras de golpe, las posaderas y el plegado más
agradables. De todas formas todavía me falta conocer mejor la
posición perfecta del sillín y su ajuste sobre las varillas, que creo
que tienen que ver con la altura del usuario. Me parece
que con esta genial aportación de un sillín que evita problemas de
salud, se da un salto de parecida relevancia al de Rotor. Ambos
inventos han innovado en los componentes que menos han evolucionado en
la historia, pedales y sillín, ambos tan vitales, sin
embargo, para llenar el mundo de ciclistas más saludables.
De mis ratos sobre el nuevo y ergonómico sillín, sin duda iré
comentando curiosidades y sensaciones. Y es que no paro de pedalear
contento y más sanote. Entre el Rotor, Duopower,
la Dahon, mis piernas y posaderas, la relación va ganando confianzas y
suministrando goces. Y es que en esto de los cambios, siempre que
elegimos tenemos que renunciar a algo. Casi siempre, se suele mejorar. |