Creí mi hogar apagado y revolví la ceniza
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Creí mi hogar apagado y revolví la ceniza… me quemé la mano. |
(Antonio Machado) |
Según
encuestas fidedignas el 80 % de los españoles desconocen que hay nueve
centrales nucleares que operan en nuestro país cuya producción
eléctrica nos aporta el 25 % de lo que consumimos. Todavía es menos
conocido que existe una empresa pública creada hace 20 años que se
financia con el recibo de la luz y que recibe alrededor de 130 millones
de euros anuales. Esta empresa, Enresa, gestiona los residuos nucleares
no sólo de las centrales sino de otras aplicaciones que generan
material radioactivo. En los últimos siete años se han generado cerca
de dos mil quinientos metros cúbicos de residuos radioactivos de baja
actividad. Los costes del desmantelamiento de las centrales nucleares
son pura especulación. Lo cierto es que la energía nuclear no sólo ha
generado polémica y batallas políticas. Su principal baza es que estará
presente entre nosotros durante los próximos 250.000 años. Así pues
cada vez que solicitamos desmantelar una central nuclear no hacemos
otra cosa que revolver entre la ceniza. Una ceniza que es el resultado
de una actitud prepotente por parte del ser humano que nos ha
proporcionado abundante energía, pero con un coste económico y
ambiental muy elevado. Todo ello además más caricaturesco si pensamos
que un reactor nuclear no hace nada diferente que llevar agua a la
ebullición para con el vapor y una turbina generar electricidad. Un
proceso igual al que podemos realizar con colectores solares de
concentración y con los que ya en marcha diversos proyectos de
centrales termosolares. Sin embargo, revolviendo las cenizas de la
central ucraniana de Chernobil accidentada en 1986 hemos podido valorar
las consecuencias de jugar con la radioactividad. Enresa, para
gestionar todos los residuos se calcula que para el 2070 habrá
invertido más de 10.000 millones de euros sólo por controlar los
efectos de la radiación, cifra que resultaría indecente en caso que
alguna de ellas simplemente en lugar de ser cerrada de forma
planificada fuera pasto de algún accidente. La sabiduría popular tiene
claro que las cenizas no hay que revolverlas. Lo curioso es que el
lobby pronuclear, ahora que Kioto obliga a reducir las emisiones de
carbono, vuelve a resurgir tras años de inactividad. La energía nuclear
es ineficaz, cara, peligrosa y sobretodo, hipoteca el bienestar de más
generaciones que las que han sobrevivido y probablemente sobrevivirán a
las pirámides egipcias, sólo que en este caso no serán monumentos para
honrar a los dioses sino verdaderos agujeros negros siempre acechantes. |
Changed
09/02/2017