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Hoy he estado en una presentación esperada. El libro Simplicidad radical editado por la Fundació Francesc Ferrer i Guàrdia-Fundació Terra. Un libro vital siempre merece sonado elogio, aunque si además sirve para celebrar la llegada del solsticio de invierno, entonces oléé. Presidían la mesa del acto un veterano y practicante de la simplicidad moderada, el periodista Carlos Fresneda, a su lado el secretario general del Movimiento Laico y Progresista, Jofre Villanueva y el Presidente de la Fundación Tierra, Jordi Miralles. Ha pasado menos de un año desde que di noticia de este libro y de como me emocionó el descubrirlo en Estados Unidos de la mano de Carlos. Hoy poderlo ojear en lengua castellana es lño mas parecido a un sueño de los buenos. Estoy seguro que ayudará a mucha gente.
No voy a narrar los pormenores del acto pues la emotividad del mismo me dejó sin palabras llanas. El viaje imaginario que nos ha brindado Carlos recorriendo la otra América, la comprometida con el planeta, ha sido genial. El gran aplauso se lo ha llevado la lectura de unas palabras escritas por el autor del Simpilicad Radical, Jim Merkel, especialmente para este evento y que entregó a su amigo Carlos Fresneda para que diera lectura. Aunque su transcripción íntegra es larga, quiero dejar aquí testimonio del mismo, pues vale su peso en convicción... Con deseos de que te sirva para inspirar acción y alegría por un mundo más justo, aquí va:
Venía de cortar leña cuando Carlos llamó y me dió una noticia genial. La traducción de Simplicidad Radical a la lengua española ya estaba terminada. Mientras contenía la respiración, Carlos me ofreció transmitiros a todos mi mensaje. En primer lugar quiero agradecerte a ti, Carlos, tu amistad y tu excelente cobertura periodística del movimiento en favor de la simplicidad (Simplicity Movement). Y también MUCHAS GRACIAS a todo el equipo de la Fundació Terra por este esforzado trabajo editorial que queda bien visible en la sensacional diseño de la cubierta. Espero que algún día pueda conoceros a todos. ¡Como me alegraría poder cruzar el océano a caballo de un delfín para celebrarlo con vosotros – sin dejar huella ecológica!
Estuve en España a finales de los años 1980 para vender electrónica criptográfica al ejercito español. He sido vendedor de armas para un contratista del ejercito de los EE.UU.; fui un joven excesivamente ingenuo. Cuando me propusieron que vendiera a regímenes brutales como el de Turquía y más tarde a ambos bandos del conflicto (en este caso a Irán e Irak), empecé a hacer preguntas... y más preguntas. Desde mi interior me fui dando cuenta de que mi bienestar y mi condición privilegiada se basaban en la sangre de los pobres. Mis lujos se hacían realidad gracias a la devastación de este milagroso planeta.
En el momento actual de la historia, mientras mi país está involucrado en diversas guerras criminales imperialistas incluyendo la guerra contra la naturaleza, España está ejerciendo su capacidad para ser una nación compasiva. Los españoles, en promedio, presentan una huella ecológica, un tamaño de familia y una mortalidad infantil que es la mitad de la de los estadounidenses, e incluso tienen una esperanza de vida media un año superior a la nuestra. ¡Participa en la revolución y podrías sobrevivir a los belicistas! La sostenibilidad y la paz sólo son posibles si se erradica la pobreza, la gente tiene familias más reducidas y las personas con poder adquisitivo consumen menos. ¡España se ha convertido en impresionante punta de lanza! Por ejemplo, en España sólo mueren 4 de cada 1000 recién nacidos, mientras que en los EE.UU. mueren 7, a pesar de que los ingresos per capita estadounidenses son un 40 por ciento superiores.
Los activistas de los Estados Unidos se dejan inspirar por el pueblo español, que eligió un gobierno que apoya a los ciudadanos y no a las empresas. Un gobierno que defiendo los derechos humanos básicos. Pero sobre todo nos dejamos inspirar por aquellos españoles que hicieron frente al imperialismo global y a la guerra. Que gran honor poder editar mi libro para este pueblo.
Me gustaría invitaros a todos para que durante unos minutos entréis en vuestro mundo imaginario. Imaginaros que en el día de hoy todos nosotros hemos venido a una gran fiesta y estamos esperando en una fila para comer de un opíparo bufé. Todo huele de maravilla y nos entra por la vista y, además, estamos hambrientos. ¡Afortunado tú, que eres el primero de la fila! ¿Cómo sabrás cuánto puedes coger para que el último de la fila también llegue a saborear esta sabrosa comida?
Ahora imagínate que todos los habitantes del planeta nos acompañan en la fila, o sea, un total de 6.400 millones de humanos, que hombro contra hombro dan 180 veces la vuelta a la Tierra. Parece imposible saber cuánto coger. El evento es sobrecogedor y para nuestra sorpresa en la fila también se han congregado todas las demás formas de vida del planeta, que se estiman en 25 millones, rodeando infinitas veces la Tierra.
Vuelve a ampliar tu visión e imagina que la mesa del bufé ahora incluye todas las cosas que provienen de la madre tierra: el agua, el aire, el suelo, los árboles y el conjunto de estos elementos transformados en todo aquello que necesitas durante el transcurso del año, a saber vivienda, servicios sanitarios, educación, billetes de avión, ropa, ordenadores... Afortunado tú, que continúas siendo el primero de la fila. Puedes coger todo lo que quieras, ¿pero como sabrás que a los últimos de la fila les quedará suficiente? La Simplicidad Radical es la respuesta a esta cuestión básica.
En el mundo real, los primeros mil millones de la fila toman 250 veces más que los últimos mil millones. Esta desigualdad radical es asombrosa; el 60 por ciento de los estadounidenses padece de exceso de peso mientras que los mil millones más pobres del planeta viven en la miseria absoluta. Las otras especies todavía han pagado un precio más alto: la sola humanidad utiliza el 120 por ciento de lo que la biosfera genera en forma de biomasa. ¿Podrá preguntarse cómo podemos usar más de lo que se produce? Lo hacemos de forma sistemática destruyendo los sistemas terrestres, evidenciándose en el incremento de los niveles atmosféricos de CO2, la deforestación y la extinción de las especies.
Escribí Simplicidad Radical porque tuve una crisis espiritual. Mi espíritu estaba desesperado por saber como compartir la Tierra. En el gran bufé quería bailar con mis vecinos planetarios a la música del mundo en vez de llenar al máximo mi plato mientras que otros sufrían por las bombas y el hambre. Abandoné el negocio de las armas en 1989 y me comprometí a vivir con 5.000 dólares estadounidenses por año, que representan el ingreso promedio de todos los habitantes del mundo. Pero necesitaba saber sin excepción que actuaba con justicia en la mesa global, de modo que me embarqué en un viaje de 14 años para convertirme en un ciudadano global.
Simplicidad Radical incluye los puntos culminantes de este viaje, que todavía sigue en curso, y es el primer libro para guiarte hacia tu objetivo de sostenibilidad personal. Y además te ofrece una propuesta para reducir tu huella ecológica, siendo al mismo tiempo más equitativo entre todas las personas, especies y generaciones futuras.
Ruego que me acompañes en una transformación que no será televisada. Es una transformación hacia una mente cooperativa y un apetito contenido. Imagínate la satisfacción de saber que tu ropa no implica explotación laboral, que tus alimentos no presentan pesticidas, que tus libros no provocan talas rasas. Imagínate ver las sonrisas de los agricultores que cultivan tus alimentos. Sus hijos no viven en la miseria. Imagínate vivir en una comunidad tan agradable, en la que puedes ir en bicicleta o a pie al trabajo y a las tiendas y de tapas y... saber que el clima no se está alterando sólo para que tú puedas ir de aquí para allá.
Tu vida simplificada requiere menos dinero, por lo que trabajas menos. El resultado es más trabajo disponible para otros. Tendrás más tiempo para tus seres queridos, más tiempo para tu jardín y más tiempo para disfrutarlo en la naturaleza. Quizás te involucres en temas de política, ecología o empieces a trabajar por la paz. La esperanza de la Simplicidad Radical es que te tomes el tiempo necesario para descubrir tus más profundos regalos a esta Tierra y sientas el coraje para compartirlos. Muchas gracias por acompañarnos en este día. Amor y paz para todos vosotros.
Jim Merkel
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