Madrid, 17 de enero 2005.
Los principales fabricantes de teléfonos móviles como Alcatel,
Motorola, Nokia, Samsung, Siemens, y Sony Ericsson coinciden en señalar
que durante el año 2004 se distribuyeron en España en torno a los 15
millones de teléfonos móviles (alrededor de un 20 % más respecto al año
anterior). Nueve de cada 10 terminales sustituyeron a un teléfono
anterior. El 95% de los móviles distribuidos están dotados de pantallas
en color y opciones multimedia. Entre el 40 y el 60% incorporan además
cámara de fotos. Ante esta avalancha los terminales con pantalla en
blanco y negro y sin servicio de datos a través de GPRS o i-mode han
desaparecido casi del mercado. La media de los precios (en los
terminales más populares se sitúa entre los 130 y 150 euros) son muy
parecidos a los 17,8 millones vendidos en el año 2000 el cual ostenta
el récord hasta la fecha. Claro que en aquel momento eran únicamente
teléfonos móviles de voz. De este precio medio se deduce que durante el
ejercicio de 2004 los españoles gastaron una cantidad en torno a los
2.020 millones de euros en comprar teléfonos móviles de los cuales las
operadores subvencionaron un 40 %, casi 800 millones.
Los datos revelan por tanto un detalle, aproximadamente unos 12
millones de terminales se convirtieron en chatarra electrónica. El
reciclaje de terminales es tan ridículo e insuficiente que debería hacerse
pagar un depósito para que el propietario lo devolviera al fabricante para su
reciclaje (La iniciativa, denominada "Tragamóvil",
liderada por los hipermercados del Grupo Eroski en la zona Norte de
España ha recogido tan sólo en 6 meses unos 1.100 kilos para
reciclarlos -a cada kilo corresponden aproximadamente 10 móviles- es
decir, un total de más de 11.000 teléfonos, el porcentaje resulta simplemente espeluznante).
Los científicos tampoco paran de advertir del riesgo del uso
indiscriminado de las ondas como lo prueba la reciente retirada del
teléfono móvil para niños Mymo. La gran profusión de antenas que se
precisa para el desarrollo de la nueva red UMTS de servicios
inalámbricos es otra amenaza que se cierne y que incrementa el riesgo.
No hay nada probado con certidumbre estadística, pero a veces más vale
prevenir que curar. La telefonía móvil deberíamos replantearla para que
no fuera una necesidad imperiosa sino una herramienta usada con el
mismo tino que cortar el pan con un cuchillo eléctrico. En cualquier
caso, la publicidad, la aparente sensación de acompañante que da el
móvil con cámara y videoconferencia nos deslumbra de forma que no deja
entrever el ambiente electromagnético enrarecido en el que nos vamos
sumergiendo. Eso sí, en color de megapixels.