|
|
|
Momo |
|
Título original: Momo Michael Ende Ed. Alfaguara Madrid, 1995 |
|
|
|
|
|
Cuando ir más despacio nos hace avanzar más |
|
Momo es una niña sin pasado, posesiones ni familia, que vive en un antiguo teatro romano a las afueras de la ciudad, donde sus amigos le llevan a menudo algo de comida y, sobretodo, acuden a visitarla para hablar con ella, puesto que tiene un don extraordinario para escuchar. Los días de Momo y sus mejores amigos Gigi, un cuentacuentos, y Beppo, el barrendero, transcurren tranquilos hasta que llegan a la ciudad los hombres grises, agentes de la Caja de Ahorros "Tiempo", empeñados en que la gente no pierda ese tesoro tan precioso y en cambio lo ahorre. Esta es la premisa de la novela de Michael Ende, autor de literatura juvenil y fantástica, en muchas de cuyas obras es posible leer entre línias y hallar mensajes sobre el no tan fantástico mundo real. "Momo", es una invitación a reflexionar sobre la noción del tiempo, sobre cómo lo percibimos, y a qué lo dedicamos. El tiempo es la vida que avanza, lo más valioso que poseemos, y está en nuestras manos decidir qué hacemos con él. El trabajo, los ratos de ocio, el consumo de cosas materiales, todo ello lo determina nuestra elección de cómo usar nuestro tiempo, cómo bien dibuja, desde su envoltorio de fábula, la novela. Quizá la expresión perder el tiempo sea un sinsentido. Quizá no hay tiempo perdido. Los señores grises hacen creer al señor Fusi, el barbero, que las visitas a su anciana madre, que prácticamente no le oye, pues está muy sorda, son una pérdida de tiempo. También le convencen de que quizá dedica demasiado tiempo a comer y a dormir. Todo ello es tiempo que podría ahorrarse, pues es algo tan valioso que no debería malgastarse en cosas tan poco importantes como pensar durante un ratito antes de irse a dormir en los acontecimientos del día. Los agentes grises conminan al barbero a ahorrar tiempo, trabajando más deprisa, dedicando menos tiempo a cada cliente, y limitando los otros quehaceres de sus ratos libres. Le convencen de que así llegará a ser alguien y tendrá una vida de mayor lujo. Sin embargo, una vez empieza a ahorrar tiempo en todo aquello que hace, empieza a notar que en realidad dispone de menos tiempo. Inexplicablemente éste pasa mas deprisa, y está menos satisfecho y más malhumorado. Todavía le consuela saber que habrá un momento en que pueda disfrutar de todo el tiempo ahorrado. El señor Fusi no es el único que cambia su vida. Progresivamente, los habitantes de la ciudad trabajan más y más deprisa, para ahorrar tiempo. Dedican menos tiempo a la familia y los amigos y compran cada vez más cosas con todo el dinero que ganan. El aspecto de la ciudad también cambia: llena de coches y humos, con edificios monótonos y de baja calidad por mor de malgastar tiempo. En las afueras de la ciudad, se crea un vertedero para dar cabida a toda la basura que generan los habitantes de la ciudad y su consumismo creciente. Los niños son los primeros descontentos con la situación. Aunque tienen más juguetes y libros de cuentos, sus padres ya no juegan con ellos ni les leen antes de ir a la cama, pues pasan el día fuera trabajando y al regresar al hogar les puede más el cansancio. El ahorro de tiempo a que les han incitado los hombres grises está consumiendo sus vidas, limitándolas al trabajo y a los bienes materiales, alienándolos pensando que más tarde podrán disfrutar de todo aquello que no hacen ahora.
Momo y los niños deberán alertar a la población de lo que está sucediendo y evitar que los hombres grises lleven su plan hasta el final, apoderándose de todo su tiempo y evitándoles disfrutar la vida. El libro se dirige a un público juvenil pero su inteligente planteamiento, temática y simbolismo lo convierten en una lectura enriquecedora para todas las edades, incluso apta para leer de manera conjunta e incitar al debate. La vida apresurada, la comida rápida, dedicar cada vez más tiempo a aquellas cosas supuestamente más importantes (trabajo, relaciones sociales que nos hagan "prosperar"…), són tendencias que se extienden cada vez más en nuestra sociedad. Procuramos gastar el menor tiempo posible en los quehaceres más prosaicos, cuando quizá ésas son las cosas que valen la pena en la vida. Y quizá si no las hacemos ahora no habrá otro momento. Quizá llegado el día sea demasiado tarde, la vida se habrá pasado y ya no quedará tiempo que disfrutar ni nadie con quien disfrutarlo. Podemos vivir el momento de muchas maneras. El carpe diem no quiere decir ser irresponsable. Podemos pensar en el mañana pero ser conscientes de que el presente es nuestro, y es seguro. El tiempo está en nuestras manos y nosotros elegimos si nos hacemos esclavos del reloj y el consumo o dedicamos nuestras horas a aquellos que amamos y a causas que ayuden a los demás y mejoren la sociedad. Esta novela puede despertar en nosotros esa reflexión además de llevarnos al terreno mágico de los cuentos acompañados por Momo, la tortuga cassiopea y las flores de una hora. Una oportunidad para pararnos a pensar en la belleza del momento y vivir más lentamente.
|
|