Las cocinas y hornos solares son sencillas aplicaciones que aprovechan la energía del Sol para cocinar alimentos. Se basan en un recipiente aislante que acumula por efecto invernadero la radiación solar, en el caso de los hornos, o que recibe y concentra esta misma radiación en un punto focal donde se coloca el recipiente, en el caso de las cocinas solares parabólicas.
¿Para qué sirven?
Las cocinas y hornos solares son ideales para preparar alimentos, pasteurizar agua, esterilizar material quirúrgico, reducir la presión sobre el bosque y la biomasa, prevenir la erosión y desertización, favorecer la libertad y educación de las mujeres y los niños... Para todo ello un único requisito: disponer de radiación solar, algo muy abundante y accesible en la gran mayoría de las zonas del planeta.
¿Por qué utilizarlas?
Por solidaridad, por necesidad ante la crisis de la leña, por compromiso con la implantación de las energías limpias y renovables en todas las sociedades.
Hay 2 grandes escenarios donde las cocinas y hornos solares son de gran ayuda, el principal es para los más de 2.000 millones de seres humanos que utilizan la leña como combustible y que en muchos casos es ya escasa y cada vez de más difícil acceso. El otro escenario es en nuestros países desarrollados, donde, a pesar de disponer de fuentes de energía abundantes y distribuidas, contribuimos con su utilización al cambio climático y al expolio de recursos naturales. La cocina solar representa una oportunidad solidaria, práctica y sabrosa para participar de los caminos hacia la economía solar y ecológica.